Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

miércoles, 15 de diciembre de 2010

El precio de la vida

Tras el precio de la vida
y de vivirla a débito,
a lo decrépito,
a lo necrófilo,
me he quedado intacta
curada de espanto y envuelta
en nostalgia de tu olor,
sin más crédito en los ojos
sin más discurso
al fondo de la voz,
sin más arranque,
sin más espinas,
sin dolor en las heridas,
intacta y pálida y agria
ávida de un leve pálpito
ávida del rastro de la vida,
de perseguirla,
a ella y a las rayas de tus manos,
a ella y tu sonrisa
a ella y el insomnio.


Ahora que el tiempo es igual a cero
y que lo tengo todo entre mis manos
para sentirme miserable sin tu ayuda,
ahora que ya no necesito de tu aliento
recorriéndome la nuca,
no estaría mal un cambio,
que aún me quedara,
por ejemplo,
el rastro del rastro de la vida,
y perseguirla,
o las rayas de tus manos
tu sonrisa
y el insomnio,
que se me agotara,
por ejemplo, el tiempo,
y volver a sentir que muero,
que me muero a cada instante,
y que se convierta en agónica (supervivencia)
esta calma a la que llaman vida.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Sálvame

Si en las arenas movedizas
no me sostienen ambos pies,
lo hará tu rostro al otro lado,
lo harán tus manos tendidas,
tu voz de ánimo,
tu murmullo nunca endeble
mi murmullo siempre errado.

Si me hundo en la desidia
el sinsentido o la sinrazón,
si el cinismo me come las entrañas
que antes estuvieron llenas de amor,
apiádate de mí, y sálvame.

Si aún crees en mí,
sálvame,
límpiame la lluvia,
y mídete conmigo,

mídeme contigo,
y vuelve a enseñarme
para qué servía el alma,
para qué servía yo,

y hagamos de la luna sábana
con que cubrirnos los dos.