Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

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sábado, 3 de abril de 2021

Ya no pareces el atardecer

 Allí, al fondo, ya casi no pareces

el atardecer.

Tampoco soy yo mis restos,

he crecido de ancho y de largo,

he encogido para adentro.

Pero no rehuyo tu mirada,

ni siquiera me ha rozado de soslayo.

Somos dos desconocidos

que nunca llegaron a saber 

en realidad nada del otro. 

Miro atrás y no me reconozco,

no me veo a mí en nosotros.

Me recitaste gris a sangre fía, 

directo a los ojos, 

pero no fue bastante para la vida,

fuimos solo dos muñecos rotos

que a golpe de poesía 

creían arreglarlo todo.


Eres, con gran diferencia, 

al que menos he llorado,

al que menos he querido,

el que más me ha fallado

en todos los aspectos.

No me cuesta ser digna si te veo,

no me cuesta mantenerme fría si te miro.

Te veo y no sé quién eres,

te miro y no sé a qué viniste,

busco y no encuentro nada

con lo que gracias a ti

yo me haya agrandado.


Y es que allí, al fondo, ya casi no pareces 

el atardecer.

Y aquí delante, yo ya no sueño

con todo lo que soñaba,

ni creo en todo lo que creía,

pero no por ti.

lunes, 31 de octubre de 2016

Me cogiste de la mano

Yo miraba el techo, dejaba escapar la risa sin pensarlo.
Sin darme cuenta liberé amarras y dejé el barco ir, “a donde me lleve la deriva”, 
no pensé esta vez.
Y recorriste sin avisar uno a uno todos los milímetros
hasta llegar a mis dedos,
rozaste mis dedos como si no significara nada, como si fuera natural.
Y yo fingí no darme cuenta mientras dejaba a nuestras manos conocerse, dialogar.
No hay deriva, pensé. No hay deriva porque no hay puerto, ni amarre, ni norte.
No hay deriva porque no hay agua, ni barco, 
sólo estrellas ocultas entre mis sábanas,
a base de escarmiento borradas de mi pecho.

Y dos manos juntas son ahora sólo dos juegos de dedos
tratando de ocupar un mismo espacio,
dos mundos buscando su hueco,
abriéndose paso en el escenario
donde todo en lo que creí, hace ya tiempo 
que abandonó el espectáculo.

martes, 23 de agosto de 2016

No acudes a mí...

No acudes a mí cuando pienso en la hermosura,
ni son tus ojos negros ya un espejo
en el que descubrirme cada día.

Tal vez yo no haya aprendido nada,
ni pueda saciarme de antídoto, de nostalgia ni de amor.
He lanzado al viento tantas veces la pregunta
que se mezclan las letras en mis labios,
se quedan pegadas a mis labios y no pueden salir.

Y las lamo con angustia, con pena - hijas mías-
clamando por un padre sin boca ni voz ni voto;
sin angustia, ni pena, ni queja, ni vela en este entierro,
un padre nacido y muerto de hastío y de terror.

No acudes ya  a mí cuando pienso en la hermosura
-como hacías antes- comparado con el alba
y con la más cerrada oscuridad.
Pero acudes tantos días, de tantas formas,
acudes con tantos nombres, con tanta osadía
que te abrazo y me siento en casa contigo.
Cierro los ojos y me dejo abrazar por ti
y me abrazo de ti,
y sigues llenándome de mí misma,
de la más completa y absurda mezquindad.

jueves, 1 de marzo de 2012

Tu nombre

Tu nombre se me desgrana en la boca cuando pido el pan, y el agua;

se me escapa cuando digo basta, y adelante,

y me sangra cuando me cortas, cuando me corto, desde que cortamos.

Tú en tu lado del mundo y yo en el mío, pendidos de una letra

sobre la que ya no nos podremos columpiar.

miércoles, 18 de enero de 2012

Un azul en el cielo sin semillas

Tendrá sentido, además de luz, el día de mañana

cuando me agache a recoger los restos (anticipados)

y limpie con suspiro y fregona la baba que se me cae al mirarte,

la lágrima lagarta que se me cuela en el escote,

que nada hasta el vientre y allí dice basta y se rinde

y por fin llora, un poco, flojito, cargada de valor.


Tendrá además de luz, razón, el día de mañana

cuando gire la cabeza y ya no estés desafiándome

y ya no estés entrenándome, conteniéndome la respiración

y mis ojos ya no tiendan los tuyos en la cuerda de la ropa

para que los seque el viento a embestidas, como hacíamos tú y yo.


Porque si no lo tiene, qué voy a hacer entonces

con la espalda cargada de ti y sin ganas de marcharme

con la frente marchita de arrugas y un azul en el cielo sin semillas,

con el corazón que está listo para amarte, pero sin amor.


Suena "People help the people", de Cherry Ghost.

miércoles, 4 de enero de 2012

Hazme el favor


Si la vida me borra de las manos las ganas de prenderte fuego
y limpiarte con amor las cenizas luego,
apiádate de mí y no me dejes hibernar lejos de tu cuerpo,
hazme el favor y cuéceme, con mimo, a fuego lento,
y deja que yo sea, por un momento,
la paloma que a claudicar se cuela dentro de tu pecho.

Tenías razón


La verdad es que no, tenías razón.
Fui demasiado pretenciosa.
Demasiada ambición, quizá. Creer que de la noche a la mañana la vida cambia y vuela, como movida por un soplo.
La verdad es que yo tenía razón. No puedo.
Fui demasiado temeraria.
Demasiado temeraria.

Suena Youth Lagoon, "Montana".

lunes, 26 de diciembre de 2011

Al son del tambor

El destino tiene una forma curiosa de hacer y deshacer,

de enmendar (o remendar más bien) los cabos sueltos,

y a ti te lió hambriento la manta a la cabeza, sirviendo

en plato frío la victoria sucia que a fuego y hierro

te ha grabado ante mí una sempiterna marca.


En realidad no me importa si te mereces o no

ser feliz; si en realidad lo eres, o padeces

de algo más que ego, gula y exceso de (propio) amor.

Porque ya bailaste al son del tambor, enardecido,

y cubierto tu cupo, yo de lo que me he reído

es de que el destino a veces se equivoque tanto,y otras,

en cambio, acabe tan lleno de razón.



viernes, 2 de septiembre de 2011

Los idus de tu cara

En los idus de marzo, y abril, y mayo,

Tenías cuerdas saliéndote del pecho y te agarrabas a mi pelo,

Te agarrabas con ellas a mis dedos, como un niño

E ibas dejando posarse el tiempo en nuestro pecho

Arriba y abajo, arriba y abajo, arriba y abajo.


En los idus de verano fueron las culebras tiernas

las que nos amordazaron, picando arriba y abajo, arriba y abajo,

sin darle tregua al amor, envenenándolo,

poniéndonos por primera vez enfrente, soldados

en una guerra que no nos drenó el sudor.


En la distancia del invierno te perdiste,

Y ahora cuando al calor del verano te busco

ya casi no recuerdo cómo eres, y tú no lo entiendes,

pero si no me atas a la fuerza me evaporo.

Así de transparente me he vuelto,

así de fácil me desvanezco.

jueves, 18 de agosto de 2011

La historia de la chica que quería un poco

Por mutuo acuerdo ambos amputaron aquel día respectivos brazos, con caricias y pañuelos. Ambos enterraron brazos, con escoba y pala, pico y pala, pico y pala. Y se levantaron de propio pie, ella dirección derecha, él izquierda. Decidieron no volver a verse, por el bien de las heridas.

Y se levantaban con las piernas, comían con la boca, se rascaban con los pies. Con orejas escuchaban y de la garganta hasta reían. Pero el miembro amputado, según los médicos, duele (cosas del cerebro).Ella veía la guitarra, pero sin él (sin ellos) ya no podía tocarla.

Veían la vida y no podían cogerla, veían la felicidad y no sabían como agarrarla. Sin manos, sin brazos, sin hombros, tullidos, muñones, amputados por amor, sin amor.
Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. Poniendo flores de a turnos en la tumba de sus brazos, llorando a turnos, sin decírselo (para no encontrarse) por los que eran antes, cuando estaban completos, con brazos, con ganas de usarlos.

Y la vida siguió, muy poquito a poco, y ella desde la derecha, y él desde la izquierda, de seguro (y aun sin brazos), siguen soñando con seguir queriéndose, aunque sea un poco.

Suena: La habitación roja :(

lunes, 8 de agosto de 2011

Historia de una playa

Noto golpear mis pies un pez huidizo que ha creído que son mis muslos rocas.

Me azota por debajo del horizonte que se ondula en mi ombligo, en la playa donde siento el rastro de tu nieve, donde huelo los copos hechos lluvia,la lluvia hecha agua,el agua quemándome la sal.

Aletea entre mis piernas un pez que se convierte, sin saberlo, en mi último tacto, en última escama, y me abre la veda en un mar donde para buscarte me baño, y para llamarte me ahogo,

en vano.

Cierro los ojos y dejo que me llene por completo la negrura del fondo, y bancos de peces ciegos me anidan las costillas, y me hundo lenta, lenta, lentamente, con los ojos abiertos y las manos vueltas de repente algas, viendo cómo sorprendentemente no vienes a salvarme.

Y la radiografía ha salido gris esta vez, no vió el doctor pulmón, ni derrame, ni cornisa. “Está muerta, no cabe duda. Se ahogó”.


Pero qué sabrán ellos.

jueves, 5 de mayo de 2011

Rata blanca

Cuanto más observo de cerca lo podrido que está el mundo me pierdo en tus ojos intentando anclarme en este fango que no se hizo para gente como tú. Como era yo.

Cuando me convenzo de que ya no queda esperanza y no hay masilla que tape los rotos que se van quedando, que no hay pintura que remiende cicatrices, que no hay sala de espera que no huela a ambientador barato, me agarro a tu mano y me obligo a mirar de nuevo. Y veo que aún quedan cosas, que aún quedan pequeños detalles. Aún queda cómo me respetas, por ejemplo.

Aún queda cómo me levantas, la ternura con que te envuelves y te me regalas, el lazo con que vistes tu tacto dulce, tu pasión callada, tu entrega de por vida. Aún queda que me quieras con indulgencia, con timidez, que no te vendas, que no te venza.

Y no deja de admirarme que este mundo no haya podido aún contigo, y por qué no voy entonces a plantarle cara también yo.


sábado, 9 de abril de 2011

La compasión

Por aquel entonces me compadecías, ¿te acuerdas?
“Pobrecilla, me da pena, nunca será feliz”.

Supongo que todavía creías que tú sí.

martes, 5 de abril de 2011

Abril

Por mucho que me queme en la lengua lo que te siento y me rompo
no me quitaré la mordaza,
no desabrocharé el bozal,
no liberaré amarras,
-(aguantaré)-
y seguiré pensando que lo hago por ti, aunque esté equivocada.


Porque sigo en deuda (y aún admiro) cómo se enredó tu pelo
al caer sobre la espalda.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Historias del Muérdago

Cuando dejemos de pertenecernos en el momento robado a la cordura

y marchemos lejos, incapaces ya de tenernos cerca para no tocarnos,

tal vez entonces enfermemos de remordimiento y de nostalgia,

enfermemos de fracaso, de vergüenza; de pálpito y amor.


Cuando la vida nos agriete a salvajadas piel y corazón

y nos veamos desprovistos de un vago recuerdo al que aferrarnos,

no tendremos beso al que culpar, ni enemigo que nos bata,

y nos habremos convertido en fuertes, tristes, vulgares piedras

a las que siempre pudo la razón.

lunes, 7 de marzo de 2011

Poema incompleto

En sonrisas así, como ésa, podría sostenerse el mundo.

Podrían ser sus, tus ojos, cimiento.
Podría ser su, tu cuerpo, el suelo.
La tierra madre,
la cebada,
la semilla.

Con sonrisas así, como ésa, podría dinamitarse el mundo;
podría tener sentido;
podría servir de algo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Lo que nos falta

Que tenemos tiempo para medirnos el uno al otro
sin tiempo que medir, ni reglas,
rejuvenecidos tras el espanto de habernos descubierto alguna vez
mirando atrás con prisa,
con miedo,
con la inseguridad de ver ponerse el sol sin habernos aún hallado,
sin habernos medido el uno al otro,
sin habernos medido nosotros mismos frente al otro,
todavía.

Que tenemos tiempo, de eso no cabe duda.
Quizá lo que falten son agallas.
Quizá nos falte la vida, el cruce de una calle oportuna,
la fortuita casualidad, el azar forzado, el trabajo minucioso.
Quizá nos falte el empuje del deseo, la paciencia en el te-quiero,
conocernos mejor, conocernos simplemente.
Quizá nos falte hacernos más a nosotros mismos,
dibujarnos el contorno a contraluz, apagar la luz y desdibujarnos
hasta conocernos a oscuras con la mente.
Defender el diálogo de dos mudos que convierten el aire en palabra,
que hacen de la palabra vino,

y beberlo,
beberlo todo,
apurar del vidrio hasta la última astilla,
apurar de ti hasta la última gota.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Te busco

Lo malo de todo es
que te busco los ojos
y el rastro
a lo sabueso;
que te busco los huesos
y su hueco,
y te busco el aire
aunque no lo guardes en la boca.

Lo malo de todo es
que te busco la huella dactilar
en mi cuerpo de papel en blanco,
la palabra en la sed de tu eco,
la pisada en la hierba y mi regazo,
tu oreja en el cielo azul, azul, azul,

y tu diente en mi carne blanda,
y tu olor en mi almohada mojada.

Pero no te encuentro.

viernes, 11 de junio de 2010

Te quiero

Te quiero

y acaso no te lo he dicho con el viento, ni con las nubes, ni con el Sol, ni con las plantas;

te quiero

y a lo mejor ni siquiera te lo he dicho con el agua, ni con la muerte (todavía), ni mucho menos con el olvido. (Olvidarte, yo…)

Te quiero

y puede que nunca te lo haya dicho con algo distinto de la boca, con algo diferente a las ganas de oír que tú también me quieres.

Pero te quiero…

¿Qué duda puede haber en eso?

Te quiero dulce, te quiero sereno, te quiero tímido, te quiero fuego, te quiero por partes y te quiero entero, te quiero callado, te quiero riendo, te quiero sobrio y te quiero ebrio, te quiero ayer, te quiero hoy, te quiero siempre, te quiero siempre, te quiero siempre.

Y si aún no te lo he dicho con el viento, ni con las nubes, ni con el Sol, ni con las plantas, ni te lo he dicho con el agua ni la muerte, (con el olvido nunca, olvidarte yo…), tan sólo dame tiempo.


*Re-versión de "Te quiero", de Luis Cernuda

lunes, 24 de mayo de 2010

Aquí (estás tú)

Cuando todos me hunden en el agua
allí estás tú
para meterme el aire a la fuerza y por la boca,
tirada inválida rota perdida y sedienta, tan llena de agua,
en la arena de una playa a la que no acuden ya las olas.

Allí estás tú,
espiras inspiras espiras
y me presionas a puños el corazón que no reacciona,
a golpe de latido sereno y rítmico que no flaquea,
y me das el aire que a ti te falta,
me das tu aire aunque te falta.

Allí estás tú,
y vuelvo a nacer contigo, empiezo a vivir de ti,
y aquello que ayer temía,
hoy me salva.


Foto: José Andrés Gómez. Modelo: Amapola Psicovisceral