Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

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jueves, 23 de abril de 2015

Maldita dulzura la tuya

Hay tres canciones y un bucle que hoy llevan muérdago prendido de cada estrofa...

Mi asesina, de Coque Malla


Me miraste desde abajo
Te sabías mi canción
Preguntaste "quieres algo"
Me bajaste el pantalón

No tenías veinte años
Ya tenías un millón
Me sacaste de mi casa
Y he perdido la razón

Soy tu esclavo, soy tu amo
soy tu rey o tu bufón
soy tu héroe o tu asesino
soy tu hombre, soy tu amor

Con tus plumas y tus velas
Me metiste en un rincón
Como un lobo solitario
Que me muerde el corazón

Me has puesto plomo en los pies
Y ahora todo está al revés
Las estrellas en el suelo
Los amigos en el cielo

Eres sólo mi asesina
Te busqué toda mi vida
Eres sólo mi asesina
Eres mi mejor amiga

Te fumabas un cigarro
Y me abrías el buzón
No tenías un problema
Yo tenía más de dos

Me has clavado en la pared
mientras cuentas hasta tres
disimulas los cuchillos
y yo miro tu vestido

Eres sólo mi asesina
Te busqué toda mi vida
Eres solo mi asesina
Eres mi mejor amiga


Y en el baile de la rendición 
todo el anhelo, la delicia 
de protegerme otra vez
 será real. 
Porque estaremos aún mojados
 por la lluvia, 
y la unión de tus ojos
 y mis ojos será fatal
 y perfecta


Déjate llevar, de Coque Malla




Estamos solos

nadie nos mira
nadie vigila
nadie conspira.
Déjate llevar
deja de frenar.



Haciendo planes
haciendo un nido
enamorado
y decidido.
Déjate llevar
deja de frenar.



Tú quieres todo de repente
no tengas prisa
no es tan urgente
y yo sé qué vale aquel bailar
tú sólo déjate llevar.



Bruja del norte 
bruja encendida
eres mi casa
eres mi vida.



Déjate llevar
deja de frenar.(x3)


Te sigo soñando, de Depedro


Si alguna vez huí,

de mi vida contigo,
perdóname cariño, 
estaba distraído

No veía color en esta marea
había mucho calor en la frontera

Me sigues gustando, 
te sigo soñando, 
es ésta la forma que tengo, 
cariño, de demostrarlo

Si todo es mentira,
y la mentira soy yo
deja que esta vez, 
te hable con mi valor

Siempre te he fallado
si me has necesitado,
si siempre me perdonas
no cambiaré ahora

Me sigues gustando, 
te sigo soñando,
es ésta la forma que tengo, 
cariño, de demostrarlo

jueves, 4 de noviembre de 2010

Empapada de tu llanto

¿Dirías que se me ha muerto algo, ahora que nadie nos oye?

¿Dirías por mi mueca de hambre y lucha, por mi rostro de tierra quemada, de humo de colores, por mi dedo en blanco y mi alma pobre, que se ha roto el cinto que me unía el alma, que soy mejor ahora por ser sincera, que soy mejor ahora por estar vacía?

¿Oyes tú la lluvia colmar mi pozo?
¿Oyes al viento quebrar mi abrazo?

¿Oyes algo más que el eco de esta voz con la que ya no canto,
que los pasos en común que contigo no comparto,
que el silencio que yo ya no oigo de extrañarte tanto?

Grande o pequeña a tu lado,
qué más da la talla si sigue aún pendiente la deuda con mi fallo,
si ya no tengo la amnistía de tu calor perenne,
de tu calor de fuego y hierro, sofocante,
si de repente me encuentro empapada de tu llanto.

Dirías que se me ha muerto algo, ahora que nadie oye ya la lluvia colmar mi pozo,
ahora que el viento no gime al quebrar mi abrazo,
ahora que fundí la vela y perdí el aroma
ahora que me veo sin ti,
en esta playa sin arena ni agua
en esta yo llena de preguntas
en este hoy lleno de nada.

lunes, 16 de agosto de 2010

Historias del no quererse

Quién escondió bajo el colchón, dime, mi piel agradecida.
De quién es la culpa de que hoy sea leche agria que me llena el pecho,
pulmón negro que ventila humo, cuando ventila.
Quién escondió tras el telón, dime, el traje que debía vestir este traje deslucido,
el color que debía empolvar esta cara avejentada,
el eco de esta garganta hueca, que dejó de ser garganta al dejar de respirar.

A quién he de culpar de esta asepsia, de este desencanto, de este odio acumulado.
Dime, quién me pagará este rencor en racimo que enrraiza en carne trémula y la vuelve fango.

Y dónde escondió, que no la encuentro, mi yo más viva.

lunes, 12 de abril de 2010

San Julio

Debería ponerme feliz la primavera, mirar con optimismo el cuerpo irreverente que como pluma de ave empieza a abrirse al imperceptible quemar del sol, pues la primavera siempre fue generosa conmigo y me obsequió historias cuyo final no se presentaba (de golpe) hasta el estío, dejándome pasar los días como cuentas que más tarde serían días como yugos. Pero no proceden los malos recuerdos al final de marzo, ni en abril, donde siempre hubo y hay (para mí) la benevolencia del color.

Y sin embargo, por mucho que al mirarme al espejo piense que soy la misma muchacha ingenua que no se duele de sufrir, esa niña alicaída y valiente que no teme los designios ni las entregas ni las derrotas, lo cierto es que no puedo evitar ser distinta, y no se opera el cambio en los rasgos, ni en la postura corporal, ni en las arrugas de mi cutis o en el respirar cansado de quien a dieta de milagros aprende la lección.

Digamos que es un cambio imperceptible, una ligera impotencia, una cobardía suave, un escepticismo muy, muy sutil, que impide que me arranque, que me impide disfrutar, que hace que no consiga satisfacerme ya nada que no venga de Julia y que en Julia no derive, una desgana de creer en nadie que empieza justo donde acaban las ganas de creer en mí.

Que tal día como hoy yo esperaba cosas de la vida, y hoy, como tales otros días, sólo espero seguir no esperando nada, y dejarme florecer, y marchitar cuando me llegue la hora de ceder el turno, sin necesitar de agua, sin agradecerle al aire que le de sentido a mis alas, que nacen de este cuerpo y sólo a él pueden trasladar; que por mucho que el cielo sea de todos el camino es mío, y de nadie más.

Que tal día como hoy yo me creía insustituible (y única), y hoy, debo confesar, no quiero ser de nadie y para nadie, sin más deseo que pasar sin pena ni gloria, con total impunidad, por un mundo que a ratos no me ha tratado bien, para no deberle pago a nadie, para no sentenciar ni ganar la penitencia de tener que volcar en sus ojos las ganas de mirarme. Para qué, si ya tengo los míos.
Para qué, si para estar sola me basto yo, y para estar con alguien ya no sirvo, ya no creo, ya no quiero, ya no puedo.

Quién lo hubiera dicho, tal día como hoy, desde hace tanto, tanto tiempo, al soplar la tarta.
Quién lo hubiera dicho; el vaso tenía colmo, y también mi corazón podía ser de piedra.


Suena "Unicornio", de Silvio Rodríguez

martes, 6 de abril de 2010

Seguido

Si fuera tan fácil prescindir de ti como lo fue acostumbrarme a deslizar tu llave por debajo de la puerta para que entraras de puntillas o a portazos sin más hato que la piel, sin más orfandad que la de caricias ni más propuestas que aquellas que brotan de mis muslos y las llagas de tus labios, gastados de besar sin tino ni tiento desde hace tanto tiempo ya, sin timbre inoportuno que me desvele el sueño que nos tengo reservado,

o tan fácil como guardar silencio y no tener que soportar este callar que me habla a gritos sin dejarme defenderme de lo que no me acusa, a sabiendas, y pudiera hacer de los escombros lumbre y pasto o simplemente dejarlos ser escombros, deshecho que a la intemperie confieso no quiero utilizar,

y tener las agallas de liberar amarras y marchar a ese otro mundo donde esa otra yo lleva puesto otro traje tan distinto que quién diría que somos la misma hoja de doble cara, que siendo el envés en que quedé atrapada no nos sabe igual la savia, ni acude el rocío ya a llorarnos de igual manera,

entonces podría hacer de mi andar pausado el efecto de una causa fuera de jurisprudencia, de mi fatiga una nueva acepción de elixir necrófilo, de tu recuerdo cierta modalidad de prematuro riesgo, de esta historia un eterno punto y seguido, y seguido, y seguido, y seguido, y seguido, que no termina nunca.


Suena "Exit music for a film", Radiohead.

viernes, 19 de febrero de 2010

La niña piruleta

Desde fuera todos ven tierno que yo te quiera así
con esa ternura ingenua incauta e inagotable
de saber que ni aún gastando todos los días que me quedan
tendría yo bastante para quererte suficiente.

Desde fuera a todos les parece entrañable que te entregue
mansa y firme y cabezota las veces que haga falta
todo lo que tengo, como si tuviera yo bastante comparado
a todo con lo que a probar tentarte yo me atrevo.

Desde fuera todos quieren ser siempre tú, seas el tú que seas,
o alguien como tú que tiene detrás a alguien como yo
con esa ternura ingenua incauta e inagotable que me hace
mansa y firme y cabezota, enamorada del reflejo de mi amor.

Pero luego les toca el turno de ser por una vez el centro
y ya no ven tierno ni entrañable ni incauto ni ingenuo
lo que desde fuera te envidiaban, y es por eso
que estaré sola mientras dentro de mí siga viviendo.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El alba que he inventado para ti

Puede llamarse a esto vida
si me late arrítmico el cráneo en lugar del corazón,
y levanta piquete y huelga el odiado aire
para no dedicarle a mis pulmones más visita
que la que prolonga y retrasa el fin.

Puede llamarse muerte a esto
de tener a quien querer y quererle a veces,
y tener de qué admirarme sin tener por ello ganas
de ser hoy quien con todo puede y nada duele
y por nada lucha y a nadie teme.

Ser contigo lo que no sé ser sin ti,
abdicar de la corona que gobierna los mendigos
de la rabia y la amargura, y liberarme del pasado
para acercarme a ti de un negro inmaculado,
virgen de promesas ex-renacidas, hoy nacidas para ti.

Y no servirá este grito para quebrar el espejo que me cuestiona,
ni bastará cincel para tallar la cerradura que me abra el camino al olvido,
al no recordar cuánto echo de menos ser cuerpo cuando te vuelves
amor en mi regazo, y la paz que derrama entre tus brazos
cuando me quieres carne, y látigo, y respuesta.

Y no bastará este grito para sentirme viva
más que derribar compuertas y flagelarme al alba entre tu pecho,
y correr a donde existas, y decirte que desde que nunca has aparecido
echo de menos el sentido de los vientos, y echo en falta
hasta la ausencia que por no venir no me has dejado.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Por suerte o por desgracia


Plaza de la catedral. Murcia 2008

Si fuera capaz de dar cada paso justo donde di el paso anterior, y deshacer lo hecho con la misma facilidad con la que hago lo que ya he hecho antes, llegaría al punto origen de gravedad cero, y me quedaría probablemente quieta, esperando esa magnifica revelación que antes me guió erróneamente, para que viniera a pagarme al contado las deudas que me debe.

Me quedaría sentada esperándola en alguna piedra, sin saber hacer algo distinto de lo que en su día hice, sin entender otra forma de actuar que la que siempre uso.
Tengo la suerte o la desgracia de tener ya un estilo definido, de haber adquirido ya mil manías y una personalidad que se ha acostumbrado a mis quehaceres, y que ahora no sabe como irse de mi vida. No tiene otro sitio al que ir, parásita de mis actos de autómata, conciencia de un cuerpo servicial que no protesta por sistema, pues ,por suerte o por desgracia, el buen humor es siempre garantía de golpe amortiguado, de buen perder. Y no hay venganza que prospere ni odio que dure un poco si, por suerte o por desgracia, nos toca un carácter noble.

Pero no tengo aún la suerte de poder saltar el tiempo, ni hacia delante ni hacia atrás, ni tengo el poder de conocer cómo funciona el mundo, ni tengo herramientas para cambiar mis formas, ni tengo espacio para almacenar todos mis sueños, ni tengo cuerda para retener mis prisas, ni tengo suerte para apostar sin miedo, ni tengo visión x para huir de materiales pobres.
Ni aún hoy puedo dejar de cuestionarme.

Parece que la vida es eterno retorno, y sin pretenderlo o pretendiéndolo vuelvo al punto origen de gravedad cero.
Y espero sentada a que algo me enseñe cómo vivir la vida de otra forma, porque a veces me hace daño vivirla a mi manera.

domingo, 16 de agosto de 2009



Lijé mis huellas dactilares en papel moneda
pensando que cualquier precio es poco
si por compra me das la vida.

Al final, lo único que haces
es volver gigante mi deseo,
mi tristeza, mi soledad; mis ganas
de fundirme en tu cuerpo y no volver
a despertarme nunca.

No es vivir tragar el aire
y limitarse a creer que no hay límites
en los pálpitos de cada día,
ni es vivir soñar y creer que para estar vivo
basta con creer que no hay más que respirar.

Algo más debe estar vetado
para quien arañando apenas cemento cava,
para quien buscando sólo búsqueda encuentra,
para quien con preguntar nunca basta,
y responder se muestra esquivo,
de boca en boca el mudo grito que dejaremos escapar
por no entender su idioma.

Que el tiempo desatornille a su antojo
los letreros de las calles que cada día me han visto
arrastrar el fardo de este cuerpo;
que llene de tierra con su furioso viento
las lindes de los caminos
que para avanzar no me han servido;
y que dejen plantado el pino
de mi última casa,
que no hay última morada más común
que la que nadie ve.

Y poco importa, en resumidas cuentas,
si a mi lado la gente ríe
o llora o canta o muge,
si al final lo único que importa
son las ganas de rendirme,
de bajarme
de acabar.

miércoles, 8 de abril de 2009

Cual péndulo que oscila

Cual péndulo que oscila,
así me siento
de dentro a fuera de mí misma,
cansada de mirarme y no ver nada reflejado
que insufle a mis alas la más mínima fuerza
para seguir intentando ser, cada día,
un poquito mejor.

Soy la torre montada con mimo,
de grano de arena en grano de arena;
el castillo de naipes de pisos superpuestos,
al que le duele comprobar que,
aún hoy,
si quitas uno se caen todos de seguido.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

De vocación perchero...

Tengo escrito en la cara que mi vocación es ser perchero.

Apresúrense, damas y caballeros, a colgar en mis brazos de madera carcomida todas aquellas prendas sucias que les pesen demasiado. Este perchero complaciente no dudará en serles de gran utilidad. No durará en aliviar sus penas, en calmar sus dolores. No se preocupen. Fácil, manejable, encaja en cualquier lugar de la casa. No protesta. No se queja bajo ningún concepto. Además ha sido aleccionado para que cuando empiece a crujir del peso excesivo se ponga automáticamnete, él mismo, en modo vibrador. Nadie lo escuchará. Cómodamente silencioso. ¿He dicho ya complaciente?
Además por muy módico precio. Un par de promesas, ni siquiera tienen que ser creíbles. Lleva integrado un nuevo chip de elevado sentimiento de la responsabilidad, no habrá problema. Este chip asegura una resistencia al desánimo de larga duración. Así que su manutención será muy baja. Inexistente, si así lo desean.
Además, incorpora empatía, y confianza. No se preocupen. Les entenderá. Se pone fácilmente en cualquier postura.
Su única excentricidad es cargarse de collares y pendientes enormes una vez al mes. Sólo pide que la paseen una vez al mes. Pero no se preocupen. También lo puede hacer solo, para no molestar.
Toda una joya del art decó.

Patético, ¿verdad?