Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

viernes, 2 de septiembre de 2011

Los idus de tu cara

En los idus de marzo, y abril, y mayo,

Tenías cuerdas saliéndote del pecho y te agarrabas a mi pelo,

Te agarrabas con ellas a mis dedos, como un niño

E ibas dejando posarse el tiempo en nuestro pecho

Arriba y abajo, arriba y abajo, arriba y abajo.


En los idus de verano fueron las culebras tiernas

las que nos amordazaron, picando arriba y abajo, arriba y abajo,

sin darle tregua al amor, envenenándolo,

poniéndonos por primera vez enfrente, soldados

en una guerra que no nos drenó el sudor.


En la distancia del invierno te perdiste,

Y ahora cuando al calor del verano te busco

ya casi no recuerdo cómo eres, y tú no lo entiendes,

pero si no me atas a la fuerza me evaporo.

Así de transparente me he vuelto,

así de fácil me desvanezco.

Cuando aquí no gana nadie

No habrá perro sabueso que me siga cuando encuentre el valor de tragarme la tierra, de fundirme entre la niebla, de correr. No habrá lugar en el mundo que me sirva de posada, lamento que me traiga de vuelta, culpa que no me deje dormir.

Correré y correré hasta romperme las rodillas,

correré y correré hasta volar por los tejados,

llegaré hasta dónde aún no he llegado y te sonreiré, desde ese lado, por fin desde ese lado.

Y todo lo que hice mal, lo que perdí, tendrá sentido,

y todo lo que no lo tenga (si para entonces no me ha consumido) lo lamentaré

(Lenta, profundamente, con ternura, con remordimiento).

O quién sabe, tal vez sin él.