Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

sábado, 26 de febrero de 2011

Metodología deportiva de aplicación urgente

La amapola a la que hace referencia este blog ha estado aquejándose desde que pisó Irlanda de una dieta extraña, falta de aceitazos y grasas españolas, pero que sufre de otro tipo de cebosidades más sutiles (véase la aparentemente delicada e inofensiva mantequilla, o la nutritiva y full-of-goodness leche de vaca, que aquí es una cerdada) y que sin duda alguna no son menos indigestas, o menos peligrosas a la hora de un (ya real) asentamiento en el glúteo o en la zona más conocida popularmente como cartuchera femenina (en mi caso, ambas).

Por esta razón, la antigua deportista amateur que más de alguno de vosotros recordará por sus resúmenes mensuales de la vida en el gimnasio, ha decidido comenzar un nuevo plan de entrenamiento con el fin de volver a sentirse humana, y abandonar el estado gelatinoso corporal que la ha invadido, así como la desidia y la falta de energía que la vida sedentaria le ha contagiado.


Diseño de la metodología de actuación:

El plan consistía en una hipotética hora de salto a la comba indoors al día, acompañada de algún par de cientos de sentadillas y ejercicios de esos que hacen que las damas se tiren al suelo y se abran de piernas casi como si estuvieran pariendo, con semejante dolor pero mucho menos prestigio social, aunque grandes resultados (eso dicen).
Tras comentar este genial plan a un experto en actividades físicas, resulta que me desalienta argumentando que este tipo de ejercicios sólo aumentará el tono muscular de mi tren inferior, dice, pero no conseguirá hacer que pierda peso de ninguna manera.

Tras reprimir mis ganas de matarle y explicarle con aparente tranquilidad que en irlanda llueve y hace frío y salir a la calle no es precisamente plato de mi devoción, el susodicho experto reiteró su férrea postura y me aconsejó un pasamontañas y menos cuento. Así puestos, abandono mi intento de saltar a la comba para empezar desde hoy a hacer lo que tengo que hacer, y así estar un paso más cerca de volver a España sin haber conseguido prácticamente ninguno de los objetivos metamorfosísticos propuestos antes de venir, pero al menos con la satisfacción de no haber cedido a la epidemia de obesidad mórbida que se ha apoderado de todos los evs y voluntarios que han puesto un pie aquí.
Así que, hoy empieza el resumen mensual.

Resumen técnico:

-La actividad a realizar hoy ha consistido en 45 minutos dando vueltas a la manzana, (una vuelta corriendo, otra andando, y así sucesivamente hasta completar el tiempo especificado en la línea anterior).
-Ropa utilizada: forro polar quechua, chubasquero azul celeste
-Mucho mucho frío en cara y manos


Efectos secundarios:


-De momento, ninguno.

viernes, 25 de febrero de 2011

Epílogo

Podría intentar hacerte feliz y quizá mi intento ya fuera bastante para que lo fueras, para que creyeras que hago todo lo que puedo, para que mi esfuerzo en canalizar este agua diera frutos, o pese a no darlos te regara el alma suficiente para perdonarme estar tullida de entrañas para dentro.

Podría dejarte marchar, y escapar de ti, tras llegar a la conclusión de que necesitas otros ingredientes en este hervido de desgracias, y quizá halláramos al final de nuestros caminos un oasis de ficciones, incluso una verdad potente, que pudiera sacarnos a ambos de nuestro infierno, el tuyo de cara A, el mío de cara B.

Podría ser un error tejer la vida sin que tú me des la cuerda, negarme para siempre un alma que palpite a mi compás, permitirme que ya no allanes mi camino, renunciar a lo fácil que resulta ser egoísta contigo, obligarme a dejar de quererte, y obligarte a ti a que me arranques, sabiendo que en tu nobleza no te será difícil ver belleza, sabiendo que para eso yo ya estoy completamente ciega.

Pero poco puedo hacer cuando soy así, de esta manera, de este alma en carne viva, echa de este invierno, llena de veneno y de desgana, tan intransigente y vacía como alguien que de la vida ya no espera nada.

Y tú no quieres esto, ni te está destinado,
así que aunque hoy suframos, sin duda saldrás ganando.

lunes, 14 de febrero de 2011

Feliz Amor

Bueno, a estas alturas de la vida ya el que más y el que menos tiene una idea bastante clara de su posicionamiento ante San Valentín. Yo me guardo la mía, no porque no la tenga, o porque este espacio no deba ser usado, precisamente, para eso mismo, sino porque, por una vez, quiero dejar de mostrar inconrformismo y aprovechar la situación para hacer un poco de elogio ingenuo.
Tal vez no a San Valentín y sus aledaños, pero sí al amor, ese gran desconocido, tan codiciado.

Feliz amor, a los enamorados, a los que lo fueron, a los que lo serán, e incluso a los que no quieren serlo.



Ella vivía en una diminuta bolita de cristal en medio del universo, no tenía espacio más que para soñar. Él, en un reducido cubo vidrioso, donde sólo podía pensar.
Desde el principio de los tiempos flotaban el uno alrededor del otro, se amaban aun sin conocerse, mas no podían tocarse, ni hablarse. Ella soñaba con él, y él pensaba en ella.
Todos los días, todas las noches, dando vueltas el uno junto al otro, se miraban. Él ponía su mano en el cristal y sonreía, ella pegaba su cara a la pared y sonreía, sin perder nunca la esperanza de que algún día aquella sonrisa derritiera el cristal que les separaba.
Los años pasaban y ellos seguían acariciándose a distancia, pegados a la pared, sintiéndose, creían. Mirándose.
Pero la bolita de cristal y el cubo de vidrio se alejaban poco a poco, sin saber por qué. Cada vez les costaba más hallar la luz del otro, hasta que un día dejaron de verse, y la soledad se fue adueñando de ellos.
Ella dio la vuelta al mundo, llorando, tratando de ahogarse en su tristeza, mas las lágrimas se evaporaban al tocar el cristal.
Él dio la vuelta al mundo, gimiendo, tratando de fundirse en el ruido, mas los gemidos se apagaban al tocar el vidrio.
Y entonces, sin saber qué ocurría, la bolita se rompió.
Y entonces, sin saber qué ocurría, el cubo se rompió.
Ella recuperó la consciencia y miró. Él se despertó y miró. Sin saber por qué, dentro de una estrella de cristal, él y ella. Él rió y alzó la mano. Ella rió y juntó su rostro.
Una estrellita de cristal vagando por el cielo, y él y ella dentro, riendo, porque quieren ver qué es la risa.
Él y ella en una estrella dulce, tocándose, amándose.
Sin que nada más que el otro les importe, ahora que ya no están solos.


Animación:
Dibujos e idea original: Julia Mena
Montaje: Vanessa Daws
Texto: Julia Mena

domingo, 6 de febrero de 2011

Lo que nos falta

Que tenemos tiempo para medirnos el uno al otro
sin tiempo que medir, ni reglas,
rejuvenecidos tras el espanto de habernos descubierto alguna vez
mirando atrás con prisa,
con miedo,
con la inseguridad de ver ponerse el sol sin habernos aún hallado,
sin habernos medido el uno al otro,
sin habernos medido nosotros mismos frente al otro,
todavía.

Que tenemos tiempo, de eso no cabe duda.
Quizá lo que falten son agallas.
Quizá nos falte la vida, el cruce de una calle oportuna,
la fortuita casualidad, el azar forzado, el trabajo minucioso.
Quizá nos falte el empuje del deseo, la paciencia en el te-quiero,
conocernos mejor, conocernos simplemente.
Quizá nos falte hacernos más a nosotros mismos,
dibujarnos el contorno a contraluz, apagar la luz y desdibujarnos
hasta conocernos a oscuras con la mente.
Defender el diálogo de dos mudos que convierten el aire en palabra,
que hacen de la palabra vino,

y beberlo,
beberlo todo,
apurar del vidrio hasta la última astilla,
apurar de ti hasta la última gota.

martes, 1 de febrero de 2011

Psico

Hacernos intelectualmente dignos de nuestras perplejidades
es la única vía para empezar a superarlas.

Fernando Savater, en "Carta a la maestra"