Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

miércoles, 28 de abril de 2010

"El futuro"

EL FUTURO

Pero el futuro es diferente

al porvenir que se adivina lejos,

terreno mágico, dilatada esfera

que el largo brazo del deseo roza,

bola brillante que los ojos sueñan,

compartida estancia

de la esperanza y de la decepción,
oscura
 patria 
de la ilusión y el llanto

que los astros predicen

y el corazón espera 

y siempre, siempre, siempre está distante.

Pero el futuro es otra cosa, pienso:

tiempo de verbo en marcha, acción, combate,

movimiento buscado hacia la vida,

quilla de barco que golpea el agua

y se esfuerza en abrir entre las olas

la brecha exacta que el timón ordena.

En esa línea estoy, en esa honda

trayectoria de lucha y agonía,
contenido en el túnel o trinchera

que con mis manos abro, cierro, o dejo,

obedeciendo al corazón, que manda,

empuja, determina, exige, busca. 

¡Futuro mío...!Corazón lejano

que lo dictaste ayer:

no te avergüences.

Hoy es el resultado de tu sangre,

dolor que reconozco, luz que admito,

sufrimiento que asumo,

amor que intento.

Pero nada es aún definitivo.

Mañana he decidido ir adelante,

y avanzaré,

mañana me dispongo a estar contento,

mañana te amaré,
mañana
 y tarde,

mañana no será lo que Dios quiera.

Mañana gris, o luminosa, o fría,

que unas manos modelan en el viento,

que unos puños dibujan en el aire.



Ángel González:“Sin esperanza, con convencimiento” (1961)

domingo, 25 de abril de 2010

Acunaré tu cuerpo

Acunaré tu cuerpo
lo haré con la mente
que será el ungüento con que curar tu torso a la deriva

seré el dique que contenga la fuerza de tu miedo
seré la ola que empuje el arrojo de tu amor
y lo haré con la mente
no con la lluvia del ansia
no con el choque del querer

Acunaré tu cuerpo con la palabra precisa que te alivie
con el rigor sobrio que te ampare
con el perfume suave que te atraiga y te penetre

acunaré tu cuerpo
y no será mi boca quien te bese
ni mi brazo quien te abrace
ni será mi mente algo distinto de mi alma
ni será mi alma ya más nunca
algo irracional

sincronizaré correctamente el ritmo
de tu respiración con la mía
y firmaremos la rutina como un contrato
y pensarte sera quererte
y quererte sera venderme
a la mansa dulce esquiva tranquilidad

y acunaré tu cuerpo
qué importa si con la mente
qué importa si con el alma o con el cuerpo
con mi esqueleto de ladrillo o mi dolor en el costado
porque yo acunaré tu cuerpo

decidida a no soltarte,
y decidida a no fallarte
pese a esta forma de querer.

Estado de excepción



Porque tú siempre tienes mucho más que decir que yo,
y siempre mucho, mucho mejor.

http://www.myspace.com/joseandresgomez

sábado, 17 de abril de 2010

El conejo de la suerte

…y fue de golpe que tus dientes
de noble conejillo de indias,
de conejo de la suerte
o liebre de chistera,
se alargaron en la noche hasta volverse
un par de colmillos con los que, pese a avisarme,
algún día me habrás de morder.

Y pese a que de golpe ya no veo ese aire inocente
que te distinguió del resto, y quizá mi hizo darte
(al darme)
otra oportunidad,
el torbellino que me arrastra...
la indecisión que me gobierna...
la avaricia de querer sin tiembles...
hacen que obvie a sabiendas (y con vergüenza)
que te he visto el cambio y la naturaleza real
que a tu código genético ha imprimido
algún dios vulgar,

y me concentre en recibir con mimo y costuras dobles
tu piel blanca de rata domada,
para ser madriguera momentánea
de tus hierbajos de caricias,
hasta que el tiempo regalado expire y se ponga
la terrible luna llena en que me claves
no uno, sino tus dos
colmillos de rata voladora,
concediéndome el paredón
por el que tanto he peleado
(contra todos,
contra mí)

por ilusa,
por traidora.



Suena "We are the people", de Empire of the sun

martes, 13 de abril de 2010

"Que el amor son flores que se riegan a diario"

No sé cómo lo haces,
no sé dónde la guardas,
pero toda la paz del mundo
la encuentro entre tus brazos.



NO ME CANSO. Carlos Chaouen

Estoy desnudo al amanecer
en este último piso abuhardillado,
no sé si ponerme a 100
o darme una tregua en el lavabo,
no tengo dinero para el tren
que me lleva a tu barrio,
necesito aire en el pulmón
del cielo de tus labios.

La ventana ha cedido al sol
que me aporta carlor y algo de pena,
no queda nada de alcohol,
quién fuese cristo en la última cena.
No sé si mandarte una postal
tatuada de ilusiones,
o alucinarme un carnaval
lleno de pasodobles.

[estribillo]

Mi corazón badea popa
no sé dónde está mi ropa,
la habré perdido junto al miedo.

No me canso
de quitarme el sombrero
cuando llueve
por mojarme las canciones,
y no me daré cuenta
en esta puta vida
que lo que yo quiero
es rellenar tus rincones.

No me canso
de mirarte a la cara,
no me canso
de vivir en escenarios,
y no hay mas adversarios
que nosotros de espaldas,
que el amor son tres flores
que se riegan a diario.

Las pupilas ya sacian su sed
en el veneno de la enredadera.
Invento el color también
de las vocales con sabor a fresa.
Visitar la tarde en el azul
ángel de luz de cárcel
el alma arde y no estás tú,
y se hace menos tarde.

La ventana prescindió del sol
que va de migración hasta mañana,
ya llegó la ansiada luna
que nunca nos evita las miradas.
Hay un paraíso en cada piel
y un dios en cada hombre,
yo sigo poniendo en el sofá
cojines de canciones.

Estribillo

lunes, 12 de abril de 2010

San Julio

Debería ponerme feliz la primavera, mirar con optimismo el cuerpo irreverente que como pluma de ave empieza a abrirse al imperceptible quemar del sol, pues la primavera siempre fue generosa conmigo y me obsequió historias cuyo final no se presentaba (de golpe) hasta el estío, dejándome pasar los días como cuentas que más tarde serían días como yugos. Pero no proceden los malos recuerdos al final de marzo, ni en abril, donde siempre hubo y hay (para mí) la benevolencia del color.

Y sin embargo, por mucho que al mirarme al espejo piense que soy la misma muchacha ingenua que no se duele de sufrir, esa niña alicaída y valiente que no teme los designios ni las entregas ni las derrotas, lo cierto es que no puedo evitar ser distinta, y no se opera el cambio en los rasgos, ni en la postura corporal, ni en las arrugas de mi cutis o en el respirar cansado de quien a dieta de milagros aprende la lección.

Digamos que es un cambio imperceptible, una ligera impotencia, una cobardía suave, un escepticismo muy, muy sutil, que impide que me arranque, que me impide disfrutar, que hace que no consiga satisfacerme ya nada que no venga de Julia y que en Julia no derive, una desgana de creer en nadie que empieza justo donde acaban las ganas de creer en mí.

Que tal día como hoy yo esperaba cosas de la vida, y hoy, como tales otros días, sólo espero seguir no esperando nada, y dejarme florecer, y marchitar cuando me llegue la hora de ceder el turno, sin necesitar de agua, sin agradecerle al aire que le de sentido a mis alas, que nacen de este cuerpo y sólo a él pueden trasladar; que por mucho que el cielo sea de todos el camino es mío, y de nadie más.

Que tal día como hoy yo me creía insustituible (y única), y hoy, debo confesar, no quiero ser de nadie y para nadie, sin más deseo que pasar sin pena ni gloria, con total impunidad, por un mundo que a ratos no me ha tratado bien, para no deberle pago a nadie, para no sentenciar ni ganar la penitencia de tener que volcar en sus ojos las ganas de mirarme. Para qué, si ya tengo los míos.
Para qué, si para estar sola me basto yo, y para estar con alguien ya no sirvo, ya no creo, ya no quiero, ya no puedo.

Quién lo hubiera dicho, tal día como hoy, desde hace tanto, tanto tiempo, al soplar la tarta.
Quién lo hubiera dicho; el vaso tenía colmo, y también mi corazón podía ser de piedra.


Suena "Unicornio", de Silvio Rodríguez

martes, 6 de abril de 2010

Seguido

Si fuera tan fácil prescindir de ti como lo fue acostumbrarme a deslizar tu llave por debajo de la puerta para que entraras de puntillas o a portazos sin más hato que la piel, sin más orfandad que la de caricias ni más propuestas que aquellas que brotan de mis muslos y las llagas de tus labios, gastados de besar sin tino ni tiento desde hace tanto tiempo ya, sin timbre inoportuno que me desvele el sueño que nos tengo reservado,

o tan fácil como guardar silencio y no tener que soportar este callar que me habla a gritos sin dejarme defenderme de lo que no me acusa, a sabiendas, y pudiera hacer de los escombros lumbre y pasto o simplemente dejarlos ser escombros, deshecho que a la intemperie confieso no quiero utilizar,

y tener las agallas de liberar amarras y marchar a ese otro mundo donde esa otra yo lleva puesto otro traje tan distinto que quién diría que somos la misma hoja de doble cara, que siendo el envés en que quedé atrapada no nos sabe igual la savia, ni acude el rocío ya a llorarnos de igual manera,

entonces podría hacer de mi andar pausado el efecto de una causa fuera de jurisprudencia, de mi fatiga una nueva acepción de elixir necrófilo, de tu recuerdo cierta modalidad de prematuro riesgo, de esta historia un eterno punto y seguido, y seguido, y seguido, y seguido, y seguido, que no termina nunca.


Suena "Exit music for a film", Radiohead.

viernes, 2 de abril de 2010

Ojos de perro azul

Me hacía tanta falta algo como tú,
algo como esto,
unos ojos de perro tan, tan azul
(del pigmento cristalino e inflamable
cuya llama sobrevive al sueño)
con que mirarnos los recuerdos,
y regalarnos al despertar
que tú no olvides dónde vivo, y yo sepa
que alguna de tus noches volverá
el canino azul a nuestro viejo cuento.



Suena "11 baños 20 euros", de Amatria