Te miro y pienso: aquí estás, por
fin.
Y sin embargo, aún nos queda 
tanto trabajo por delante, tanta
negación, 
tanto silencio dramático, el barrido
del espasmo.
Nos queda -aún-  tanto por pulir, por
modelar, 
tanta cuerda de la que anudarnos,tanto
veneno 
con el que emborracharnos, tanta tierra
que cavar.
Y pelearnos la frecuencia, la compañía
y los modales,
todo tan sutil como podamos, tan
salvaje 
que tengamos que volver a agarrarnos de
los hombros
y mirarnos, forzarnos a mirarnos, otra
vez
para recordar cómo nos vestimos las
manos,
y que “eres tú, mi vida”, eres tú.
Y soy yo, mi amor.“Soy yo”.
 
