Sigo la deriva de las cosas, aún no disparo el arma y más
bien me agacho y escucho, a ver por dónde vienen las balas, por qué flanco me
disparas, a dónde nos lleva todo esto.
Podría haber cantado alto al fuego mucho antes, desde el
primer fogueo, el primer aviso, ese último temblor. Pero acaso es miedo de lo
que no he vivido, tal vez sea un paladar más agrio, más amargo, más maduro.
Quizá el dulce, el algodón, correspondan ya a otra época, a ese viejo par de
muelas con las que ya no tiene sentido masticar una vida boca arriba. Podría
pedir un alto al fuego y volver corriendo a lo que ya conozco, al sueño de algo
más que este frío.
Pero sé que éste, éste de aquí y de ahora, éste es real. Nada
sino este humor helado es lo que puede acariciarme, protegerme, rodearme; escucharme
y seguir, estoico, arrancando de cuajo y uno a uno los segundos, tal vez los
años.
Es cierto, no disparo. Lo cierto es que no disparo,
viéndolas venir. Viendo que tal vez algún día habrán de dispararme, no lo dudo.
Existe la posibilidad.
Pero no disparo,
y eso debe de
significar un algo.
Suena: Hear the noise that moves so soft and low, de James Vincent Mc Morrow
Suena: Hear the noise that moves so soft and low, de James Vincent Mc Morrow