He enterrado el hacha de guerra conmigo misma, pero también contigo.
He entendido que la vida hila fino, fino teje y no mata, por mucho que desangre.
Yo, paso a paso, voy encontrándome en el lugar correcto mientras tú, brinco a brinco, te alejas.
Y no es malo, supongo. Fuimos noche y día, fuimos fuego y hielo, pólvora y bala, fuimos todo y nada. Lo fuimos todo, a lo bicéfalo, aunque hoy seamos sólo esto que nos queda.
Y sin embargo…
…hoy he encontrado viejas palabras nuestras, he sentido de golpe toda la magnitud de lo que fuimos, el ímpetu de las olas rompiendo contra aquella arena, y no entiendo cómo pudo cabernos tanto adentro, cómo puede haberse vuelto tan liviano, tan borroso, que si no me esfuerzo no recuerdo lo que era morir -morir de ti, y en ti- y el corazón como una bomba siempre a punto de perder la cuenta.
Y no es malo, supongo, dejarlo ir, aunque tengo claro
que como yo te he soñado no habrá en mi mundo ya más sueños,
ni siquiera cuando esté despierta,
y como yo te he querido sé que no se volverá a querer sobre la faz de la tierra,
ni en esta vida ni en ninguna de las venideras.
Suena: "I was a cloud", y tú en Shearwater, siempre.