Esta historia habla de una mano
y un recto camino de hormigas,
botones que la mano desabrocha uno a uno
siguiendo un meticuloso orden
del cuello al vientre, nunca al revés.
La historia habla de un vientre y una nuca
que de repente se ven expuestos,
el aire les pone la carne de gallina,
se llena la estancia de cacareos que ruedan
por el vacío sin casco y sin arnés.
Y es la historia de una manta
a la que al oído le ordenas
lo que hay que hacer,
sabes que puedes confiar en ella,
ya te lo ha demostrado alguna vez.
Y la manta arropa a la niña,
la cubre en silencio con cariño
de la cabeza a los pies,
y cierras la puerta con cuidado
para que la dormida no lo pueda ver.
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Suena "¿Por qué combatimos?", de los grandes McEnroe.
1 comentario:
Muy Bonito :) Yo creo que esta historia puede interesar, como poco, a dos personas.
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