Ser anónimo, o darse a conocer.
A menudo me he preguntado si hacemos arte, si escribimos, para nosotros mismos, (como fruto de una necesidad de expresarnos, de liberar lo que nos oprime en nuestro interior, o de otorgar corporalidad a lo invisible) para, teniéndolo frente a nosotros, verlo todo desde una nueva perspectiva, como lo abyecto: lo nuestro observado fuera de nosotros, pero siendo parte aún de nosotros mismos.
¿O escribimos para que nos lean, para que alaben nuestro buen criterio a la hora de juntar las palabras, a la hora de enlazar los pensamientos, aunque sólo seamos nosotros quienes accedamos a esa parte de nosotros mismos?
De manera que nos encontramos en unsa encrucijada, que no es otra que escoger entre ser anónimos y acumular palabras, o darnos a conocer, esperando que algún alma caritativa aumente nuestro ego, toque nuestra emotividad.
Así que en este momento yo me enfrento a dicha encrucijada, y dejo una puerta abierta a mi identidad, pero nunca mostrándola del todo, pues siempre fui indecisa...
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:)