Fue tan bonito pensar que podríamos
bebernos así, mientras hubiera sed.
Y sin embargo, pese a sobrarnos las ganas
de pegarnos fuego,
al final no sabemos cómo hacer
para apagar las llamas
que no tienen agallas
para escapar de nuestras bocas.
Y se dan la mano el deseo y la impotencia,
y pasan la noche juntos en el hotel que por cobardía
nunca visitamos tú y yo.
Y dejamos pasar los días
uno a uno y en silencio,
un poco más sabios,
un poco más muertos.
3 comentarios:
Necesariamente, todo debe arder.
¿Más sabios? No me queda claro... más muertos, sí. Hay que ir a ese hotel, hay que dar rienda suelta al deseo, al amor, a la pasión... porque luego la vida, tal vez, no nos ponga ante los ojos la misma oportunidad.
Besotes.
El poema es desgarrador... y yo lo q haría es ir a ese hotel como dicen por ahí, es decir, sé valiente.. q sé q lo eres. Besos
Publicar un comentario