Recuerdo el día que miré el vaso medio vacío, y me di la
vuelta y colgada del techo quise verlo del revés. Y seguía vacío, tan
pesadamente vacío como la primera vez.
Así ha sido desde entonces, llenando de grano en grano esta
soledad, de paja en paja este vacío de protestas, de corsetes, de inseguridad. ¿¿Hay
algún médico en la sala?? Que ya no me quedan fuerzas. Y pensaba que ya me
había perdonado esta osadía, este ir contra el mundo, contra mí. Creía que ya
me había aceptado las tinieblas, que había, por fin, empezado a respirar.
Por qué, entonces, sigo sin ver mi vaso medio lleno, por qué
sin creerme lo que me dices, sin aceptar a los demás. Qué complejo se esconde
en el trasfondo, qué negrura, qué búsqueda errada no me deja avanzar. Por qué
sigo aquí parada en medio de nada, enganchada a esta nada, podrida de entraña a
entraña, luchando contra ti.
Suena Emmylou, de Vance Joy
2 comentarios:
Aunque no lo veas siempre serpentea una luz que ondea alrededor nuestro...
Saludos
Enhorabuena por el blog, muy interesante!:)
Publicar un comentario