He decidido erradicar la contaminación cruzada,
evitar alergia y desencanto, dejar prístino e inmaculado este regalo.
Lo desenvolveré con calma, prometido, con una pausa larga,
lo abriré con tiento y gafas de protección individual,
por si eres una bomba errada que entre las manos
al final me hubiera de estallar.
Pero por si existiera la millonésima parte de una remota posibilidad
-y pudiera ser que de sorpresa, por algún casual,
el espacio que ocupes sea la medida perfecta de mi vida,
que seamos la sombra exacta que proyecta esta repentina luz-
no dejaré que se cuele nada entre nosotros, nada más
que el vaho, la espera, el ala violenta de un pavo
que un buen día nos vino a golpear.
Suena Claim, “El desayuno fue magnífico”.
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