y emerge en su lenguaje de entre el vello, como lo hace la espuma
con las olas al acariciarla el viento, que sin mente ni alma se convierte
en la huella perenne que lame cada día lo que terminar de lamer no pudo
en otro tiempo, en esta vida, con la misma rabia, con el mismo amor.
La piel, con su lenguaje inamovible, no necesita de palabras
para entenderte, para escucharte, para ser un puente de piedra eregida
mucho tiempo ha, para ser un cable de estoica disciplina al que encomendar
mensajes morse de contenido prescriptivo, similares al ponerse el sol
sobre los sueños de quien se cree capaz de vencer al mundo, siendo uno.
La piel, con su recuerdo ingrato, reconoce el tacto que un día le quedó adherido
como perfume (que creía) inocuo, y su mudo grito no alza voz, y su herida honda
no sangra, pero te conoce, te adivina, te recuerda y rememora cuando tu cuerpo
acude al mío para demostrarle que no somos ni seremos más amnésicos
mientras entre tú y yo no haya más que piel, memoria, lucha, pérdida y pacto,
y cenizas...
...que a una caricia tuya prenden solas.
5 comentarios:
Piel, caricias, cenizas, más piel, más caricias, más cenizas... quién quiere más???
Besos.
"La piel es la memoria más amarga, cruel y duradera", como dijo un poeta maravilloso.
;) has vuelto!
Nunca me fui.
La piel es así... Ojala supiera olvidar, pero me temo que tampoco. Besos
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