Eres la promesa rota de un mañana completamente agotado,
exhausto ya antes de abrir los ojos, de estirar los brazos y combar la espalda hasta quebrarse y volverse harapos.
Ya antes de eso incluso -mucho antes de eso- nos hemos cansado, extenuados ya de rompernos a cabezazos, como bárbaros.
Y créeme que me esfuerzo, contra viento y marea, me esfuerzo en levantarme, en disfrutar. Cuerda a cuerda y peldaño a peldaño escalo esta espiral suspendida, no pierdo la fe en el hombre, en ti, en mí.
No pierdo la fe, y sin embargo
estamos rotos y ni a ti ni a mí puedo engañarnos.
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