Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

jueves, 31 de marzo de 2011

Muchas gracias, Félix

Pese a que siempre me ha gustado decir las cosas a mi manera, hay veces que sé reconocer cuando otros lo hacen muchísimo mejor.



El no debate energético

Así que, supuestamente, debemos analizar las alternativas que hay sobre la mesa, sopesar pros y contras, y decidirnos por un modelo energético sostenible, económicamente viable, respetuoso con el medio ambiente, y que satisfaga nuestro voraz apetito consumista sin que ello signifique perder ni un ápice de nuestra calidad de vida. Y parece, por lo que uno puede dilucidar a partir de lo que se cuenta en prensa, radio y televisión, que la duda está entre apostar por la energía nuclear o bien por las renovables, fundamentalmente solar y eólica. Me niego a ello.

Podríamos hablar largo y tendido sobre las distintas formas de energías renovables: solar fotovoltaica, solar térmica, eólica on-shore (en tierra) y off-shore (sobre el mar), geotérmica, maremotriz, hidráulica, etc. Los defensores de la nuclear esgrimen numerosos argumentos a favor de ésta y en contra de las renovables. Los que apuestan por las renovables afirman que éstas tienen multitud de ventajas mientras se afanan en transmitir los grandes inconvenientes de la nuclear. Los dos bandos tienen EEENNNOOORRRMMMEEESSS intereses económicos, así que los dos mienten o dicen verdades a medias para intentar camelarse al público y hacerse con el suculento pastel. No creo que sea necesario enumerar los inconvenientes de la energía nuclear, tampoco creo que tenga que desarrollar los de las principales formas de energía renovable, aunque aquí va una aproximación, pues son menos conocidos: la no coincidencia entre producción y consumo, dificultad de almacenamiento, afecciones a aves, vegetación y paisaje tanto en su producción como en su transporte, materias primas finitas con costes de extracción elevados, procesos de instalación y desmantelamiento con gran emisión de gases de efecto invernadero, limitación en su vida útil, subvenciones millonarias, mafias especuladoras recién llegadas del agotado sector del ladrillo, ocupación de hábitats naturales, etc.

Yo, paso de ese debate. Matizo, no es que pase, es que creo que no es necesario llegar al mismo, prefiero quedarme en un escalón previo. Hay otras soluciones silenciadas. En concreto quiero hablaros de un sistema de producción energético revolucionario, del que tuve conocimiento hace unos 4-5 años por medio de amigos que estuvieron involucrados en mayor o menor profundidad en este proyecto de investigación llevado a cabo en la Universidad de Alicante. Se trata del Biopetróleo, el primer petróleo artificial elaborado a partir de emisiones de CO2. Consiste, simplemente, en imitar la formación del petróleo que desde siempre ha tenido lugar en la naturaleza, pero acelerando el proceso. Para ello se necesita energía solar, CO2 proveniente de emisiones de industrias y un cultivo de fitoplancton, diatomeas y clorofíceas. Para el que no lo sepa, el plancton es la fracción de la vida acuática sin movimiento libre, a merced de las corrientes. El prefijo fito hace referencia a su carácter autotrófico, o sea, capaz de fabricar su propio alimento, como las plantas.

Básicamente es como cualquier cultivo vegetal, que utiliza el CO2 como materia prima y la energía solar para su transformación en materia orgánica, pero eso sí, con una productividad enorme, con un ciclo de vida explosivo. Además, con unas demandas de agua y de superficie mucho menores que cualquier otro cultivo energético. Imaginad, se puede cultivar en tres dimensiones mientras que un campo de girasol, palma, colza o maíz está restringido a únicamente dos dimensiones. El balance es sencillamente abrumador. La producción de un barril de Biopetróleo absorbe 2.168,76 kg de CO2 de una chimenea industrial mientras que en su proceso de transformación y combustión tras su uso se emiten 1.230,91 kg de CO2. Es decir, un balance neto que arroja la detracción de la atmósfera de 937,85 kg de CO2. Por tanto, no sólo es una fuente de energía inagotable, sino que además disminuye el CO2 en la atmósfera, principal gas de efecto invernadero.

Algunos datos más. Para igualar el consumo mundial diario de petróleo (95 millones de barriles) se necesitaría poner en producción una superficie de 55.000 km2 (aproximadamente la equivalente a la comunidad autónoma de Aragón) en todo el mundo. Sólo necesita un proceso de refinado (igual que el petróleo tradicional) tras el cual se obtienen sus derivados (gasolina, queroseno, gasoil) estando listo para ser usado por los motores actuales, sin ningún tipo de modificación. Y por supuesto, los costes de transporte de este combustible, al poder ser fabricado en cualquier lugar que tenga sol, se reducen enormemente. La dependencia energética sería mucho menor, así que se daría al traste con muchos de los intereses que hay actualmente sobre algunas zonas estratégicas, y que llevan a determinados gobiernos a embarcarse en ciertas guerras bajo la excusa de democratizar esas tierras bárbaras. Además: (i) el proceso de producción también lleva aparejado la obtención de productos alimenticios como los ácidos grasos OMEGA y algunos subproductos más; (ii) la combustión del Biopetróleo no produce dióxido de Azufre ni metales pesados, tan dañinos para la salud y el medio ambiente; (iii) se acabaría de un plumazo con el enorme problema que algunos cultivos energéticos están causando en algunos paraísos naturales, como las selvas de Borneo y Sumatra, donde la destrucción de la selva para la plantación de palma de aceite está acabando con el hábitat del Orangután (por poner un ejemplo).

Y si es todo tan estupendo, ¿por qué nadie sabe nada del asunto? Quizás por lo mismo que tampoco sabíamos nada de la revolución de Islandia, o de los verdaderos motivos de la intervención en Libia. Pero aquí si os puedo dar un dato fidedigno y clave. Al poco de desarrollar esta tecnología aquí al lado, como quien dice, personal de la CIA (sí, de los servicios secretos de la inteligencia estadounidense, aunque ya se que a veces es difícil creer que los dos últimos términos puedan ir juntos) se personó en las instalaciones, e hizo una serie de recomendaciones a los cabecillas del proyecto. Básicamente, les invitaban, en tono amenazador, a que se tranquilizasen y no difundieran la bondad de su creación. En ese momento, los creadores de esta revolucionara idea fueron conscientes del alcance de su descubrimiento, y me suena que me contaron que tuvieron que hacer testamento, contratar un buffete de abogados, dejar todos los cabos atados, con una serie de claves por escrito, etc. para que el proyecto siguiera adelante si a ellos les ocurría cualquier desgracia. No es broma, palabra. Y no me extraña, este asunto asentaría las bases para un nuevo orden mundial, para un traslado de los centros de poder. Imaginad, estaríamos hablando de una socialización de la energía, de cercenar este meganegocio en manos de unos pocos de raíz. ¿Os habéis parado a pensar por qué nunca se ha promocionado instalar placas solares fotovoltaicas en todos los tejados? Qué cada uno produzca su propia energía (al menos la de uso doméstico). Probablemente por el mismo asunto, la socialización de la energía. Como dicen en la página web de la empresa que estos cerebritos del Biopetróleo han creado para llevar a cabo su fabricación, se trata de un sistema de producción "al alcance de cualquier estado o país que tenga una fuente de energía universal y gratuita: el sol". Así que, supongo que hasta que algunos de los actuales centros de poder consigan hacerse con tal tecnología, este asunto apenas trascenderá. Eso sí, en honor a la verdad, he de decir que ha tenido un mayor reflejo en los medios de comunicación que el asunto de Islandia (si os interesa, haced una mínima búsqueda en google).


Para más información,

http://notedigonafhelixfhelix.blogspot.com

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