Creíamos tener el mundo bajo control cuando teníamos las
piezas. Jugábamos a darles forma y derribarlas, y volver a darles forma, y
forma, y forma, deshaciendo reglas, componiéndolas. Y siempre hubo consenso
entre tú (esa tú), y yo (esa yo), que ahora resulta que ya no
somos, que nunca fuimos en realidad; que al parecer sólo éramos polvo, y aire,
y nada, y nada ha quedado ahora entre esta tú y esta yo.
Si tú dices que nunca existimos, entonces de acuerdo. No
lo hicimos. Y me llevo mis desaires, tus desplantes y los no recuerdos a donde
no puedas ni verlos. Pero si algún día te acuerdas de mi nombre, recuerda
también que una vez me rompiste el corazón.
Y que sigo, aún, sin entenderlo.
Y que sigo, aún, sin entenderlo.
2 comentarios:
Precioso, sin palabras, en serio espectacular manera de contarlo.
Si tú dices que nunca existimos, entonces de acuerdo.
Ugh..</3
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