Nunca creí en los reyes magos,
pero creo en ti,
y en este camello negro que nos lleva
bordeando el acantilado directos a estrellarnos,
tu mundo y mi mundo chocando como dos copas en un brindis
lleno de espuma y burbujas que calientan tímidas
el frío de tus manos.
No creo en las casualidades, ni el azar,
pero creo en la poesía, y en ti.
Y de esta caja de Pandora sólo puede salir algo bueno, honesto,
un poema ilustrado con el que no se atreven mis fantasmas,
una apuesta segura a mi corcel, a mi camello negro,
tu templanza corriendo por mi cuello como una salvación.
Porque en esta noche de reyes los magos somos nosotros:
la magia del mundo la hemos robado toda tú y yo.
(1.1 y 1.2)
(1.1 y 1.2)
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