Y allí (de pie
sobre un manto de manzanillas)
él le regaló la
imagen de una flor.
No tuvo que
cortarla para regalársela,
ni poner el sol
para cubrirlo todo de naranja,
ni ser el viento
para despeinarla.
Él mismo se bastó
con su
inabarcable fuerza,
porque cuando está
con ella
se engrandece,
todo lo puede,
y aunque mucho
tema, nada teme.
(12)
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