Quieres drama.
Quizá te gustaría ser
el centro de la vorágine,
del amnisticio,
la hoguera y su causa,
el dolor que me nuble el juicio,
el odio (tal vez) que todo lo abrasa.
Puede que ni aún así eso te valga,
que quieras nadar en el rastro
de mis lágrimas amargas,
dormirte al arrullo
de mi garganta quebrada,
desgarrarme la piel
por el placer de admirarla.
Quieres -supongo-
ver cómo soy capaz
de tocar fondo,
de inmolarme,
hundirme,
conocer esa parte de mí
que intuyes pero aún no has visto.
Si acaso la has olido
como un rastro misterioso de perfume
que te abraza en el aire.
La has dibujado en tu mente
como una apuesta
a cara o cruz.
Querrás medirla,
contar con ella,
ponerle nombre.
Pues vas por mal camino,
eres todo lo opuesto,
mi dique de contención.
(16)
(16)
Suena “My little ruin”, de Glen Hansard.
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