Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

martes, 31 de marzo de 2020

El diálogo de la última noche

Relato finalizado el 13 de marzo de 2001

Relato ganador del Primer Premio de Narrativa del IES Ricardo Ortega, 2001.




¡Aléjate, sombra! Aparta de mí el frío de tu aliento. Tus susurros me hielan la sangre...¿Qué he hecho para merecer esta tortura? Por favor, hijo de la de la muerte, aléjate de mí. ¡Déjame, que es preferible la soledad de esta negra noche al tormento que agita mi alma cada vez que te veo! ¿Quién eres?
¿Por qué me lo preguntas? Lo sabes de sobra. Llevo diciéndotelo mucho tiempo. ¿Quién sino la muerte ha de visitarte de noche, como un amante clandestino que, a espaldas de los demás ,viene a hacerte suya? No te asustes ,Celia. Conmigo estarás mejor.
¿Quién os ha dicho mi nombre? Oh, Virgencita, protégeme ,que el diablo llama a mi puerta...
¿Por qué el diablo? La muerte es cosa de Dios. Él te da la vida y él te la quita. Tú eres huérfana, Celia, y además estás enferma. ¿Qué te retiene?
 Eres perversa, sombra del demonio. ¿Qué ha de retenerme? ¡Todo! No puedo irme aún. Nunca vi el mar. Nunca he salido de este monte. No sé qué es sentirse vieja, sabia. No sé qué es amar. No sé qué  se siente al ser madre. Nunca he visto un rascacielos, ni un avión. No soporto la oscuridad, ¡y tú me condenas a vivirla eternamente! No puedo abandonar a la abuela, ni mis tierras. No me pidas que renuncie a lo que soy, a lo que tengo. Vuelve dentro de cien años y seré tuya para siempre. Por favor, regálame la vida...
Con gusto te ayudaría, mas no puedo. Almas aguardan ocupar tu lugar. Pero estoy dispuesto a regalarte una noche, esta noche, si me hablas de la vida, de lo que se siente al ser humano.
Yo no soy capaz de explicarte eso. No soy filósofa, tan sólo una niña. ¿Tan malvado eres que no quieres regalarme esta noche? Púdrete en el infierno, sombra del demonio.¡ Ni siquiera me muestras tu rostro!
No tengo. La muerte es como un camaleón. Si me vieras, descubrirías en mí tu cara. Y no seas tan injusta. De veras te daría la vida si de mí dependiera. Háblame, dime cómo es el día. Dime cómo es el Sol. Yo no puedo verlo. ¡Por favor, dime cómo es el Sol!
Redondo y amarillo. Tiene el pelo de fuego y quema. Y está muy lejos...
¿Cómo de lejos?¿Como de aquí a Rusia?
Mucho más lejos, pero hacia arriba.
¿Y qué más? Dime qué sientes cuando sale, qué  colores hay. Siempre quise ver amanecer...
Hacia las siete de la madrugada se filtra la luz por mi ventana. Yo subo la persiana y miro, y lo que veo es lo más hermoso del mundo. El cielo se colorea de azul, violeta, rosa y naranja.¡Brillan tanto que deslumbran! Y entonces todos se vuelven uno, como amarillo o blanco, y la gente se despierta. Todo se despierta gracias al Sol.
Fantástico. Creo que vivir es fantástico. Lástima que debas venir conmigo... Cuéntame más. Dime qué se siente al respirar, al comer. Creía que lo sabía todo. Ahora sé algo que no sabía: que no sé nada. ¿Y qué es amar? Oh, la noche es joven y podemos hablar mucho más. Dime lo que es el dolor, niña. Dime qué se siente cuando duele. Y no llores, Celia. No llores.
¿Cómo no habría de llorar? Voy a morir cuando llegue el alba...Haces que me duela el corazón.
¿Qué es el dolor?
El dolor es un fuego que te quema por dentro. Quema tanto que sólo las lágrimas sofocan este incendio. Duele cuando piensas que ya no te queda nada, cuando tu carne se rompe y es la sangre la que llora. Duele cuando crees que estás sola, y sólo puedes escapar del dolor pensando en aquellos que te quieren. El dolor es un río tan bravo que arrasa a su paso todo lo que encuentra. Tú estás desatando este río, y el corazón se me rompe a pedazos.
¿Por qué al oírte hablar creo que vivir es mucho mejor que verlo todo tras la sombra de la muerte?¿Por qué me haces ver que yo también estoy huérfano?¿Por qué me he perdido tantas cosas? Oh, Celia, ya sé lo que es el dolor. Ya lo noto. Siento un fuego que me abrasa, y yo no tengo lágrimas con las que apagarlo.
¡Pues muere y déjame aquí! Vete y así yo podré seguir viendo el amanecer todos los días.
No seas tan malvada..
¿Malvada yo? ¡Eres tú quien va a despojarme de mi vida! Soy yo quien ha de llorar y no tú, que no eres más que una tétrica y ladrona sombra. Vienes de noche como una serpiente acechante, esperando para robarme mis sueños, mis esperanzas, todo lo que hubiera hecho un día.
 No llores. ¿Crees que a mí me gusta esto? Es ley de vida. No llores, Celia, y por favor, por favor te lo pido, dime qué es estar vivo.
Muy fácil. Estar vivo es sentir como duele, y alegrarte de que te duela. Es mirar el cielo y saber que mañana seguirá ahí. Es ver como crece la hierba, dándote cuenta de que tú también eres hierba, que también creces. Estar vivo es tener otro río dentro, bravo pero no dañino, un río que te hace tener la sensación continua de que te quedan muchas cosas por hacer, de que no quieres renunciar a ninguna experiencia. Lo que te dije: es alegrarte de que te duele, porque cuanto más duele, más comprendes que estás vivo, y más te gusta.
Qué bonito lo que me dices. ¿Qué es la tristeza y la alegría?¿Qué es el amor?
Espera. Hay algo que quiero saber.. ¿Cómo es morir?¿Es cierto que hay un túnel de luz blanca y que al final te espera Dios? ¿Por qué te ríes, condenado?
Perdona, pero es que todo el mundo me pregunta lo mismo. ¡Nada de eso! Morir es como dormir, como si, poco a poco, el alma te atravesara los poros de la piel. Y es muy agradable, créeme.
Genial. Un consuelo entre la desgracia. Al menos no duele... ¿Y por qué a mí?
No lo sé. Yo sólo obedezco, no tomo las decisiones .Supongo que en el Cielo ha de haber de todo.
¿Es que hay Cielo de verdad? ¡Eso si que es una alegría! Otro consuelo dentro de lo malo...
¿Alegría? Dime qué es, Celia. ¿Es como sentirse vivo?
 Sí. Es igual, pero sólo se da de vez en cuando. Hay muchos motivos en la vida para no estar alegre. La mayoría de las veces es muy difícil sentirse vivo, ¿sabes? Vivir es un arte, y hay que nacer artista para poder entenderlo bien.
¿Tú ibas para artista?
Todos. Unos llegan y encuentran el sentido a la vida. Otros no llegamos. O no valemos, o una noche nos visita la muerte.
No me guardes rencor, Celia. Si de mí  dependiera, nadie moriría nunca. Pero has de comprender que para que nazcan nuevas almas, antes han de morir las viejas...
¿Insinúas que la mía es un alma vieja? ¡Dios mío, si todavía no he comenzado a vivir! ¡Si no he visto ni la mitad de las maravillas del mundo! Vas a llevarme a tu terreno antes de que sepa que es desear morir. No podré compartir mi vida con nadie...
Oh, esto me gusta. Dime qué es compartir. Dime qué se siente al dar algo...
Tú estás muy confundido conmigo. Crees que lo sé todo, y en realidad no sé nada. Siempre creí que tendría tiempo para descubrirlo. Siempre creí que habría un mañana. Me moriré sin haber hecho aquello que soñaba con hacer de mayor...
¿Qué querías hacer, Celia?
No sé. Trabajar, ganarme la vida, tener un novio, compartir lo que hubiera ganado con el sudor de mi frente...¡Tantas cosas!
No llores ,y , por favor, dime lo que es compartir.
Pues es dar aquello que te sobra, o también aquello tan maravilloso que sería injusto quedártelo para ti sola. Es regalar lo que quieres que todos tus amigos tengan. Cómo podría explicarte esto...No sé. Compartir es plantar un árbol, enterrando las semillas con mimo, con cuidado, y ver cómo crece poco a poco. Cuando compartimos, plantamos nuestro árbol en el corazón de aquel a quien le damos algo, y si lo hacemos bien, le hemos dado la vida a un árbol que no morirá nunca.
¿De veras crees lo que dices? Mucha gente no piensa eso. Para ellos compartir es esperar a que otro te dé algo. Eso es muy diferente a lo que me has dicho...
¿Cómo quieres que lo sepa? Vienes a las doce de la noche, entras en mi cuarto y ni siquiera te dejas ver. Me pides que te descubra qué es la vida. Yo tengo que vencer mi miedo, obviar que mi corazón ha dejado de latir y responderte a todo aquello que quieras saber. ¿Por qué no me dejas sola con mi pena hasta que despunte el alba? Al menos déjame morir con mis pensamientos. ¡Y no me pidas que deje de llorar! Si no fueras una sombra del demonio sabrías que no hay forma alguna de vencer las lágrimas. Las lágrimas son tan sabias que saben cuando han de salir. No obedecen a nadie más que al corazón...
Me describes un mundo maravilloso, Celia, en el que todo está en armonía. Y yo he de decirte que he pasado muchos días en vela recogiendo almas y mas almas en un campo desierto, resonando el clamor de la guerra en mis oídos. ¿Dónde está la armonía de esos cuerpos putrefactos descomponiéndose al Sol?¿Dónde queda la belleza del mundo cuando me piden, agonizando, que los lleve conmigo? Dime, Celia, qué es una guerra, porque ha de ser algo maravilloso para que tantos hombres dejen por ella su vida.
No la dejan por gusto. Están obligados...Los gobiernos tienen el poder de pelearse entre ellos, pero hay ocasiones en las que las palabras pesan menos que el aire. Lanzan mensajes de patriotismo y valentía, y el pueblo se tira a la batalla. Para ellos es un ideal el que defienden. Y es por ese sueño por el que mueren, mientras que los gobiernos miran muy seguros desde la ventana de un rascacielos que llega hasta las nubes. La vida es también injusta...
¿Por qué callas, Celia? ¿Qué ocurre? ¿Qué has visto?
Mira, sombra. Es el Sol...¡Por fin lo has visto! Ya nos visita la mañana. Ya es hora de morir...
Escúchame, Celia. Sé que nunca me perdonarás lo que voy a hacerte, pero no es tan malo. Cuando nacemos, empezamos a morir.¿Crees que no han muerto ya millones de las células de tu cuerpo? Morir es volver a nacer, empezar de nuevo. No te estoy matando, al contrario. ¡Te estoy regalando otra vida! Tus padres te están esperando. ¿No los echas de menos?¿No añoras la voz de tu madre, la seguridad de tu padre?¿No quieres dejar de llorar y de sufrir? Vas a conocer el mayor misterio de la humanidad. Vas a saber qué hay después de la muerte...
¡Déjame otra noche, por favor! Regálame 24 horas más. He de despedirme de la abuela y de todo lo que tengo. He de despedirme del mundo...
Ya es tarde. ¿Acaso no notas cómo el alma escapa sin remedio de tu cuerpo?
¡Para! ¡Para de una vez! Haz que vuelva, por favor. Yo no quiero morir... ¡Haz que regrese! No me mates, por favor, por favor, por favor. ¡No he terminado de explicarte qué es ser hombre!
No te preocupes, Celia. Tenemos toda la eternidad para hablar de ello. ¿Sientes cómo se te para el corazón y deja de fluir la sangre de tus venas? ¿Sientes como el tiempo se detiene y el mundo deja de girar?
Sí, lo siento. ¿Ya estoy muerta?
Sí.
¿Y ya no tiene remedio?
No.
Sólo cabe resignarse,¿verdad?
Veo que aprendes rápido. Habrías llegado muy lejos... Ahora ya sabes lo que es morir. ¿Qué opinas?
Todavía no lo sé. Tengo toda la eternidad para averiguarlo... Yo ahora lo único que quiero es ver a mamá y a papá. Si me los devuelves, quizá morir no sea tan malo... ¡Míralos, ahí están! ¡Voy corriendo! Y tú, ¿A dónde vas?
El deber me llama. Muy lejos de aquí, en otra parte del mundo, hay una Celia que debe aprender lo mismo que tú; una Celia que ha de enseñarme aquello que no he podido aprender de ti; una Celia que va a comprender que la vida y la muerte son las dos caras de una misma moneda.

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