Sólo en tus labios
alcanzan valor
los pliegues de los míos,
así como sólo en tus habitaciones
han cabido mis vestidos,
y sólo en tus zapatos
me encajan bien los pies,
así como sólo en tus manos
quieren dormir las mías.
Y no te mereces
las pieles regaladas,
ni los suspiros en onda corta,
ni las lunas
a medio descoser,
ni las noches
en vela blanca.
No te las mereces.
Pero te las regalo....
No hay comentarios:
Publicar un comentario