Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

martes, 24 de marzo de 2009

Helena Varaseca

Érase una vez un torreón con una princesa triste y espigada que solía pasarse la mitad del tiempo asomada a una minúscula ventana, añorando la felicidad que de vez en cuando le llegaba en ramalazos de aire fresco, pero sin valor para levantarse de la silla donde sus muchos gatos la enredaban.
Siempre triste, siempre esperando a que las cosas cambiaran. Haciendo y deshaciendo los bucles de su pelo negro y largo, maullido tras maullido, lágrima tras lágrima, corazón partido tras corazón partido. Y nadie la entendía, y nadie sabía que estaba ahí arriba, sufriendo tanto. Incluso las alegrías, por no ser compartidas, ya no la alegraban.
El mundo giraba y osaba seguir, pese a ella.
Y no veía mayor sentido a los días, que contar decepción tras decepción, y acumular sueño tras sueño. Y suspirar. Para nada.

Y un día, sin que fuera éste especialmente distinto, sin que hubiera ocurrido en su vida nada especial, la princesa, sin saber por qué, se levantó de la silla. Se despidió de cada uno de sus gatos, con mimo, con pena. Y los dejó callados, observándola. Abrió la puerta del torreón y bajó uno a uno cada peldaño, con cuidado, con nerviosismo.
Y al fin salió a la calle y el Sol le dio en la piel, y la sangre le bombeó fuerte en las piernas, y en el pecho, y en la cara. Y comenzó a saludar al frutero, al granero, al pastor de vacas, al jovenzuelo que llevaba años observándola desde abajo sin que ella tuviera la más remota idea.

Y es que para ser feliz sólo hay que quererlo, aunque a veces nos cueste tanto levantarnos de la silla.
Te prometo que serás feliz, Helena.
Te lo prometo....

10 comentarios:

Damián Flores Ortega dijo...

"Incluso las alegrías, por no ser compartidas, ya no la alegraban."

Anónimo dijo...

Creo que todos conocemos a alguna persona así y, sinceramente, creo que la única manera que tienen esas personas de espabilar es una "hostia" bien gorda que les haga reaccionar.

Eso no quita que me guste la historia y su razón de ser, je, je.

Anónimo dijo...

pues hijo mio o hija mia, si esa es tu manera de ayudar a tus amigoos..........que el pobre lo esta pasando mal, ha llevao una mala rachaa??? naaaa dejaaa que se corte las venaaasss, que eso me han dicho que es buenoo, ya veras tu que pronto espabilaaa!

que bonito

Anónimo dijo...
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Harold Diaz dijo...

Excelente historia. El miedo a la felicidad es algo común entre nosotros los seres humanos, sin embargo se debe seguir adelante, hasta alcanzar las metas; aunque con esto no quiero decir que se deban dejar de apreciar los sentimientos o estados de animo por los cuales pasamos a traves del viaje, no, con esto digo que hay que aprender a apreciar cada momento de la vida, con lo que venga.

Saludos cordiales.

Pablete dijo...

Dijo por ahí un tipo muy listo, que no importa las veces que caigamos....lo importante son las veces que volvemos a levantarnos....
Es cierto sin embargo, que hay que querer....

Un beso, guapa

Anónimo dijo...

Precioso, y tienes razón... Para ser feliz hay q quererlo, espero q mi princesa (mi madre) se decida de una vez a levantarse de su silla. Besos grandes, me ha emocionado este texto. Besos

Anónimo dijo...

a cierto capullo decirle k se guarde sus comentarios,k de acomplejados de mierda ya está lleno el mundo...
Sinceramente, o te ha dejado una chica, o ni siquiera te han aguantado nunca... supéralo ya, anda

Jesús Herrero dijo...

que buena Laura siempre, fuerte y rotunda... un beso para ti antes de nada.
Bueno, a lo que iba, que cosas estas, solo decirte que espero que encuanto leas esto y veas a Helena le des un fuerte abrazo de mi parte, o mejor aún, unos cuantos.

Los tuyos podrás contarlos en breve, querida Julia. (bueno un abrazo igualmente)

Lidia Bernal dijo...

Dios q caldeado esta el ambiente x este texto...a veces hay q lanzarse con los ojos cerrados y no pensar en nada, unas veces saldras bien parada otras nadie te parará...pero hay que correr el riesgo sino si que nunca se ganará nada..