Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

sábado, 1 de noviembre de 2008

Yepes, exmargallón

No sé si te acuerdas de que al principio no eras nada salvo el gigante de la clase que se sentaba al final y que no abría la boca ni para pedir. No te descubrí hasta los 14. Yo venía de mi primera ruptura sentimental, o acaso aún estabamos empezando a empezar. La cuestión es que yo salía y entraba por momentos en el amor por excelencia de mi vida, (que tal vez algún día tenga un post), y tú salías y entrabas por momentos en la vida de aquella chica que jamás te mereciste y aún así te permitiste el lujo de apartar, aunque eso sería mucho más tarde.
Y tú y yo fuimos acercándonos poco a poco. Ambos tanteándonos las almas sin jamás haber juntado ni las manos ni las bocas. No nos hacía falta. Eras mi primer mejor amigo. Por aquel entonces creía que para que las cosas duraran sólo había que quererlo. Aún hoy lo defiendo. Y si no estás aquí conmigo ahora acaso sea porque no quisiste. Y el quizá es sólo una licencia que te regalo, porque hoy estoy llena de amor.

Sabes como yo que siempre te quise y siempre me quisiste. Que para mí fuiste el hermano que no tuve, fuiste un pilar al que siempre, absolutamente siempre, me asía cuando lo necesitaba, porque eres puro y eres fuerte. Y no porque fueras compresivo o me entendieras. Entre nosotros nunca hubo palabras porque los silencios nos llenaban más, y saber que eras y que querías ser a mi lado siempre fue suficiente para que no pasara un sólo día sin que te sintiera y supiera cuán importante eras para mí.

Superamos la distancia. Superamos el no vernos jamás. Seguías en mi ida y sin necesidad de decírmelo a cada instante yo sabía que seguía en la tuya.
No me moví de tu lado mientras estuviste en el hospital, y sólo dejaste que yo te diera el yogur, que yo te cuidara. Sabes perfectamente que jamás vas a poder vivir sin mí, sabes que me vas a llevar allá a donde vayas, porque eres tanto para mí como lo soy yo para ti. O éramos.

Sabes que pensabas en mí de forma indecorosa los días impares, y que yo lo hacía los pares, y que una vez al mes se juntaba el calendario y ambos nos rozábamos, y ambos estallábamos de ganas de cruzar la línea y ver qué se sentía estando los dos del mismo lado. Pero nunca lo hicimos, porque lo que teníamos era tan grande y tan blanco que jamás nos hubiéramos permitido mancharlo. Esa era la idea. La idea era que jamás dejaríamos de estar juntos, aunque amáramos a otros. Porque hay amores que no son incompatibles, ni necesariamente excluyentes. Y hasta que llegó ella yo creía que el nuestro era uno de ésos.

Ni tus novias ni mis novios jamás fueron obstáculo para ser amigos. Era requesito para estar conmigo que tú vinieras en el pack. Y ni siquiera tuve jamás que decir por qué. Entonces llegó la chica guapa y estúpida. Llego la niña malcriada y retorcida de cara preciosa. Y tú jamás te habías visto en nada igual, era tan jodidamente guapa que dabas gracias cada día de que se hubiera fijado en alguien como tú, no es así? Gracias a esa rata por querer estar contigo, que eres la persona más noble que he conocido en mi vida. Y esa rata dice que siente celos de tu relación conmigo. Y que es o ella o yo.

Sobra decir qué escogiste. Y sé cuáles son tus razones y no te guardo rencor porque en cierta forma las entiendo, van contigo y con tu situación. Pero me has partido el corazón, yepes. Me has hecho más daño que ningún hombre, porque tú eras más que todos. Fuiste mi primera gran decepción.

Y hoy te tengo que ver, y seguro que tú ni siquiera sabes lo que me dueles, seguro que crees que no te llamo y que he dejado de escribirte porque estoy ocupada. Seguro que crees que esto es pasajero o que soy tan comprensiva que te lo voy a perdonar. O a lo mejor en realidad te importaba tan poco que todo te da igual.

Así que dime, Yepes.
De qué me sirve que guardes mis cartas en un cofre si ya no las lees.
De qué me sirve pensarte si tú ya no me piensas.
De qué me sirve recordarte si lo que hubo ya se fue, y no quieres que vuelva.

Dime de qué me sirve escribirte todo esto si ya no hablas en mi idioma.
Dime de qué me sirve quererte, y cómo demonios consigo dejarte de querer....

Aunque seguro que no lo sabes.
Porque estás con ella y te ha prohibido responder.

3 comentarios:

Credendo Vides dijo...

Gracias por lo de la sabiduría, es todo un halago.
Saludos desde el Inframundo.

Anónimo dijo...

el error quizás fue de él, y su error no fue escogerla a ella, su error fue estar con alguien que le diera a escoger.

Ese es el gran error, y desgraciadamente no solo le ha ocurrido a él en el mundo.

al dijo...

es muy triste-bonito... lo que dices yo tb lo vivi hace un tiempo corto pero con una -A-.

La amistad es lo más grande que hay... o para decirlo de otro modo:

Si el amor te enseña a volar, la amistad te enseña el nido donde has de caer...