Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

miércoles, 24 de septiembre de 2008

De vocación perchero...

Tengo escrito en la cara que mi vocación es ser perchero.

Apresúrense, damas y caballeros, a colgar en mis brazos de madera carcomida todas aquellas prendas sucias que les pesen demasiado. Este perchero complaciente no dudará en serles de gran utilidad. No durará en aliviar sus penas, en calmar sus dolores. No se preocupen. Fácil, manejable, encaja en cualquier lugar de la casa. No protesta. No se queja bajo ningún concepto. Además ha sido aleccionado para que cuando empiece a crujir del peso excesivo se ponga automáticamnete, él mismo, en modo vibrador. Nadie lo escuchará. Cómodamente silencioso. ¿He dicho ya complaciente?
Además por muy módico precio. Un par de promesas, ni siquiera tienen que ser creíbles. Lleva integrado un nuevo chip de elevado sentimiento de la responsabilidad, no habrá problema. Este chip asegura una resistencia al desánimo de larga duración. Así que su manutención será muy baja. Inexistente, si así lo desean.
Además, incorpora empatía, y confianza. No se preocupen. Les entenderá. Se pone fácilmente en cualquier postura.
Su única excentricidad es cargarse de collares y pendientes enormes una vez al mes. Sólo pide que la paseen una vez al mes. Pero no se preocupen. También lo puede hacer solo, para no molestar.
Toda una joya del art decó.

Patético, ¿verdad?

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