Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

jueves, 25 de septiembre de 2008

Eduardo como siempre

Siempre apareces cuando menos me lo espero. Cruzas la puerta y ya me estás mirando. ¿Cómo puede ser que de todos los bares, que de todas las personas, siempre sea yo la primera con la que te cruzas, la primera a la que te encuentras?
Y te abres camino siempre a la misma velocidad lenta, como de cuento. Siempre me dejas tiempo para pensar cómo voy a saludarte, en qué punto lo dejamos la vez anterior. Y nunca es tiempo suficiente. Hay cosas que me costaría toda una vida averiguar. Tú, y esto, es una de ellas.

Ya sea por ti y tus amigos, ya sea por mí y las mías, apenas me miraste, apenas te miré. Sólo de reojo. Sólo para probarte. Sólo para probar qué tanto de verdad hay en lo que me dices, y en lo que no me dices y te callas, y en lo que aún no sabes y en lo que yo aún no sé.

Creía que esto estaba controlado. Creía que no eras nada. Creía que con esfuerzo y dedicación podría conseguir que no fueras nada. Y me descubro herida en mi orgullo porque no me tocaste anoche, porque no era yo tu máxima prioridad. Y así debe de ser. Y así tienen que seguir las cosas.

Pero no lo puedo evitar. Esa actitud tuya hace, como siempre, que te desee más y más.
Y más,
y más.

Y más....

No hay comentarios: