Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

sábado, 11 de octubre de 2008

Al fin tienes nombre....RAÚL

Hago un inciso en mi estío cardíaco para gritar, para tirarme del pelo y pegar tantos botes como me dejen las piernas, como me impulsen los brazos, como me permita el corazón. Porque te he conocido......
Al fin te he conocido.....

La primera vez que te vi fue en Contracorriente, hace mucho mucho tiempo. Sobra decir que no aparté mis ojos de tu cara en toda la noche. Y tú lo viste bien, ya me encargué yo de hacértelo notar.
La segunda vez fue en Troya, rodeado de amigos y amigas, a partes iguales. Y tú estabas justo enfrente de mí, sentados ambos, como sacándonos burla. Y yo te miraba y te miraba, y no te podía dejar de mirar, una y otra vez, una y otra vez, desafiante. Y también tú me miraste, mucho más tímido.
La tercera fue en Ítaca. Tú repetías amiga. Yo estaba bien acompañada. Pese a todo, prometo que algún reojo dejé que te llegara...

Y anoche....Anoche Virginia fue a por ti, para traerte envuelto en lazos de colores, como un paquete, como un regalo de cumpleaños tardío, como un premio de consolación para quien creía que todo lo tenía perdido.
Viniste a mí, te plantaste frente a un cuerpo petrificado. Rocé tus mejillas. Primero la izquierda, luego la derecha. Y ya no te fuiste de mi lado.

Poco puedo escribir, no me dejan las manos, no me deja el cuerpo. La sonrisa de mi cara me estira la boca y me hace tanto daño que no me puedo concentrar. Pero ojalá pudiera reírme así simpre. Ojalá me duraras una vida...
Si pudiera diseñarte, si tuviera que inventarte, no podría hacerte mejor. Eres la suma de todos los detalles que libremente habría colocado para construir un hombre con mayúsculas, un HOMBRE que no podría ser sino como tú. Un hombre que ERES tú...

Y es tu mano entre mi pelo la menor de tus virtudes. No es tu boca sobre la mía lo mejor que puedes darme, que ya me has dado. Tú eres mucho, mucho más.
Y mientras me dejo llevar por los acontecimientos,
mientras me arrastra la corriente de ardor sin límite,
mientras me dejo superar por la vida,
mientras libero mi conciencia porque sé que no he podido darte más de lo que te he dado ya, y que sin embargo no es nada para lo que puedo darte,
vuelvo a mi estío cardíaco provisional, que dejará de serlo tan pronto como tú me llames.

Porque si tú saltas, yo salto.

Recuerda que hay un pastel para ti en mi cocina.
Recuerda que mi guitarra ya no es la misma si no la tocas.
Recuerda que tenemos cuentas pendientes.
Y te las voy a cobrar el resto de los días de mi vida.
Y te las voy a pagar el resto de las noches que me queden,

...Raúl.

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