Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

jueves, 2 de octubre de 2008

Porque así lo quiero...

Hoy es uno de esos días en que el clima se muestra solidario conmigo, y saca a pasear a las nubes más grises, a las brisas más sucias y lentas, y esconde al Sol, y a los pájaros en cajas de mudanza, para que pueda sentirme triste en equilibrio con la Naturaleza. Los raros son los otros. Los raros son los que se creen que son felices.

Desde la quinta planta del torreón donde vivo sonrío a la melancolía de la noche que pronto llegará, y vuelvo a ser consciente de nuevo, como tantas otras veces, de la grandeza de estar solo, de sentirse abandonado. De sentirse especial. Envuelta en mi pena, como un abrigo manido y siempre amigo, encuentro cierta satisfacción a esa impresión que me invade ahora de que estoy rodeada por un muro insalvable, emparedada por completo, salvo los ojos, con los que observo calmamente el cielo de octubre, que escribe entre las nubes, y en las esquinas, con caligrafía omnipotente y renegrida, que voy a vivir para siempre con estas lágrimas empujándome la cara, por dentro, como a veces hace lo propio en el pecho mi seco corazón. No creo que se vaya el otoño de mi alma, y tampoco lo necesito, si lo pienso bien, porque en este estado solitario y melancólico me encuentro asombrosamente cómoda. Es mi estado natural; así fui, así seré y así continúo siendo.
Siempre sola, siempre insatisfecha, siempre indecisa, siempre preguntando, siempre sufriendo, siempre buscando, siempre rindiéndome, siempre, siempre sola.

Porque así es como me gusta.

Porque así lo quiero.

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