Es difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar

mejor no lo digo
mejor no lo niego.

Mario Benedetti. "EL PUSILÁNIME",
de "El olvido está lleno de memoria".

lunes, 20 de octubre de 2008

Resurrección...

Soy tan variable como una veleta en plena racha de viento agresivo, en pleno ataque de locura transitoria que parece ser crónica, definitiva. Pero una vez al mes tengo clarividencias inusuales y todo cobra sentido de golpe, y todo es tan jodidamente sencillo que no puedo sino reírme por lo mucho que me complico la existencia el resto de los días en que no puedo ver así...

Y la clarividencia que toca en este fascículo de doce meses doce causas no es otra que, como bien dice mi amigo Raya, ¡QUIEN NO TE QUIERA QUE SE MUERA!.
Porque ya me encargo de rellenar los huecos con todas las cosas que hago mal, con todo lo que me hace daño de mí misma, lo mucho que quiero cambiarlo todo. Pero no me cambio por ninguno. Realmente no me cuesta estar conmigo, convivir conmigo. De ser de otra forma probablemente se me haría irrespirable. Y eso e sya decir mucho, viniendo de mí..
Y si tú no me ves, si tú no me sabes leer, entonces es que no hablamos la misma lengua, no vivimos de las mismas cosas, no vamos hacia el mismo sitio, y por lo tanto cuanto antes te apartes antes me harás un favor.

Porque hasta ahora todos vosotros habéis jugado con ventaja. Os habéis nutrido y aprovechado de que estoy perdida en el medio de la nada, de que siento que mendigar es lo menos que puedo hacer si el premio es un estar conmigo, en cualquiera de sus acepciones, en cualquiera de los ámbitos. Y es que aún no sé sacar hacia fuera lo que tengo dentro. Pero llegará el día en que entenderé, las clarividencias pasarán de ser eventuales a convertirse en estado natural, y entonces os daréis cuenta de lo que siempre fui y nunca visteis, porque entonces no lo vi ni yo. Y por fin seré una mujer, con todas las letras y consecuencias. Una mujer como siempre he soñado. Me saldrá solo, lo sé. Es el camino que me he trazado, sin yo saberlo. Y no hay otra. No puede ser de otra forma...

Así que ya podéis empezar a prepararos, a desenfundar gafas de sol, que el brillo que pienso depender corre riesgo de cegar a más de uno, y que así sea...


(Y gracias a los que de un modo u otro me intentáis meter en vena estas palabras con infinita paciencia, no sabéis en qué medida contribuís a hacer que esto sea cada día menos mentira...
David-camarada, sin palabras para ti, que has hecho tanto...
Rayaaaaa... apenas conocido, pero siempre ayudándome a dejar de ser idiota..
Jesús, entendiéndome, que es más de lo que nunca creí que pudiera tener con alguien..
Y a todos los que me quieren y hacen que me sienta especial. Poner nombres es lo menos que puedo hacer por vosotros. Pero no quiero correr el riesgo de dejarme a nadie en el tintero... Algún día.Gracias, gracias, gracias...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

estábamos tan bien, que se nos olvidó crecer...

Si me permites, pequeña:

Todos hicimos chas, y aparecimos al lado de gente importante, ya no está. Recuerdo cuando jugaba a tirar piedras al charco con la esperanza de que rebotaran más de una vez, a su lado. Luego aprendí a jugar solo, y batí el record con cuatro rebotes.

Luego dejé de lanzar piedras, y empecé a tirármelas a mi mismo. Entonces necesité abrazos que nunca vinieron, hasta que yo conseguí darme el primero.

A partir de ahí recobré mi gusto por los charcos, por las piedras, por los récords. Esos que nunca bates pero que ilusiona saber que lo puedes llegar a batir algún día.

La vida es consciencia, historia, seguimiento de las piedras. Siempre sirvieron para no perderse. Por eso no te vas a perder y te vas a superar, aunque demandes abrazos ajenos a los tuyos propios y ahora pienses que has sido un títere.

Emocionarse es tan lindo que los que lo hacemos batimos todos los récords que muchos ni se plantean.

Emocionarse es tan bonito, que por eso cuando suena una melodía de esas que tú y yo conocemos, el tiempo se detiene, y se juntan presente, pasado y futuro, porque esa es la razón de los recuerdos, de los anhelos y de las esperanzas. Esa es tu vida, como la mía, como la de todos.

Y todo lo demás, no importa.


Quien no te sepa ver, no tiene derecho a hacerlo, señora.